Los paleontólogos del Cámbrico de la Universidad de Zaragoza están que no paran. Acaban de publicar un nueva especie de esponja del género Crumillospongia recuperada en el Cámbrico Inferior de Muero (Zaragoza), con una antigüedad de 520 millones de años. El artículo en colaboración con investigadores de la Universidad de Valencia y Complutense de Madrid ha sido publicado en la revista científica Bulletin of Geoscience. En la fotografía se puede ver la maravillosa conservación del ejemplar, en el cual se pueden observar todos sus caracteres anatómicos, a pesar de estar aplastada como sucede en la mayoría de los fósiles encontrados en Murero.
Crumillospongia es una género de esponja rara en el registro fósil, de hecho solo había sido en Canadá y China. La nueva especie se ha denominado Crumillospongia mureroensis en honor a la localidad zaragozana, que el próximo año conmemorará el 150 aniversario del hallazgo de sus yacimientos paleontológicos. Los primeros ejemplares de esta esponja se encontraron a final de la década de los años noventa, pero han tenido que pasar diez años de excavaciones hasta encontrar los ejemplares suficientes y bien conservados para poder realizar su descripción científica.
Crumillospongia mureroensis tiene forma de copa y posee una pared densamente perforada por miles de canales de diversos tamaños para la entrada y circulación del agua marina cargada de nutrientes hacia la cavidad central. Allí, el agua resultante sería expelida por una amplia cavidad superior como sucede en la esponjas actuales. El ejemplar presenta la peculiaridad, única en su grupo, de presentar una extensión lateral de apoyo para sostenerse mejor sobre un fondo que era "extraordinariamente blando".
Murero es una localidad es bien conocida por profesionales y aficionados a la paleontología por su extraordinaria riqueza en trilobites del Cámbrico Inferior y Medio. De hecho su escudo es un trilobites del género Paradoxides. En los últimos años se ha amontonado el registro de organismos de cuerpo blando en varios niveles estratigráficos. Estos organismos habían pasado desapercibidos debido a la alteración superficial que tienen las rocas de Murero. Sin embargo las excavaciones sistemáticas desarrolladas por el equipo de la Universidad de Zaragoza ha permitido llegar a niveles con escasa alteración. Los mejores ejemplares que han permitido su correcta definición se encontraron a más de cinco metros de profundidad en un bloque de estratos donde la roca estaba menos alterada.
Ahí es donde se están encontrando los taxones de cuerpo blando que permite una reconstrucción más amplia de las biotas del Cámbrico de esta parte de España (la biota de Murero), que como se suponía no estaban formadas exclusivamente por trilobites. La biota de Murero es uno de los ecosistemas más completos y antiguos conocidos en el registro fósil, en el que quedaron registradas las condiciones del Periodo Cámbrico temprano, en un ambiente marino subtropical que estaba plagado de delicados animales y algas.
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