Es bien conocido que la Cuenca de
Cameros es uno de los lugares de la península Ibérica que está
proporcionando más huellas de dinosaurios y otros “reptiles” mesozoicos
(Moratalla y Sanz, 1997; Pérez-Lorente, 2002; Hernández-Medrano et al
2008). Su presencia es una prueba de la existencia de estos animales en
estas tierras durante el Jurásico y el Cretácico, aun cuando, en
ocasiones, no se hayan encontrado todavía restos óseos de los mismos.
Uno de estos casos, es el de los estegosaurios. Estos dinosaurios,
fácilmente reconocibles por la presencia de grandes placas dispuestas
sobre sus lomos y de espinas óseas en su cola, fueron muy abundantes
durante el período Jurásico, pero decayeron rápidamente durante el
Cretácico (Galton y Upchurch 2004). En la Península Ibérica fueron
relativamente frecuentes durante el Jurásico Superior
(Pereda-Suberbiola y Galton 2001).
Durante muchos años se
especuló sobre la posible forma que mostrarían sus huellas por lo que
fueron pocas las asignadas a estos animales. Hoy sabemos que comparten
muchas características con las de los saurópodos, como, por ejemplo, la
forma de media luna de las manos, en las que se aprecia la aguda marca
del dedo I; o las improntas alargadas y ovales de los sus pies. Sin
embargo, cuando están bien impresas, las señales dejadas por sus dedos
son muy diferentes. En las de saurópodos se observan cinco marcas
correspondientes a las uñas de los dedos (generalmente, 3 o 4) y a
callosidades correspondientes al resto de los dedos. En las huellas de
estegosaurios, las señales de los dedos son siempre 3, muy cortas y con
terminación redondeada, dirigiéndose hacia delante. Quizás ha sido este
uno de los motivos por el cual hasta ahora el número de icnitas
relacionadas con estos dinosaurios haya sido tan escaso.
Estos
días acaba de publicarse el primer estudio sobre icnitas de
estegosaurios en la Cuenca de Cameros. El hallazgo se produjo en el año
2008 en el yacimiento de Valloria IV (Soria). Una par de icnitas
pie-mano, en forma de contramoldes, mostraban la singular morfología de
las extremidades de estos dinosaurios. Por su pequeño tamaño
posiblemente fueron ocasionadas por una especie juvenil. Sus
características especiales han permitido relacionarlas con uno de los
dos icnogéneros correlacionados con estegosaurios: Deltapodus. Este
icnogénero fue creado, en 1994, con huellas del Jurásico Medio de
Inglaterra (Whyte & Romano 1994), aunque hubo de pasar varios años
antes de que se relacionará con un estegosaurio. Desde entonces se han
encontrado nuevas icnitas de este icnogénero en otras partes del mundo,
incluyendo la península Ibérica (Chiappe, 2009; García-Ramos et al.,
2006; Cobos et al. 2010; Mateus et al. 2011…). La falta de icnitas
huellas y sobre todo conocer la disposición en sus rastros, no ha
permitido incluirlo en una icnoespecie.
Sus caracteres
morfométricos y la existencia de restos óseos de estos reptiles en la
Península Ibérica, han permitido inferir que muy probablemente sus
autores pudieron pertenecer al género Dacentrurus o semejante. Este
tipo de estegosaurio herbívoro debió frecuentar las amplias llanuras, a
veces encharcadas, de un sistema de playa-lake (Gómez-Fernández &
Meléndez, 1994), que predominaba en esta zona durante la deposición de
la Fm. Huerteles (Grupo Oncala), hace unos 140 m.a. (Berriasiense,
Cretácico inferior). Esta circunstancia permite ampliar la existencia
del icnogénero Deltapodus al menos hasta los primeros tiempos del
Cretácico Inferior. La persistencia de este icnogénero durante el
Berriasiense, así como de la asociación Megalosauripus-Therangospodus
permite ver que el relevo faunístico del Jurásico por la del Cretácico
no se produjo drásticamente durante el pasaje Jurásico-Cretácico, sino
que diversos géneros con afinidad jurásica se mantuvieron durante el
comienzo del Cretácico inferior, quizás ayudados por el aislamiento que
suponía la existencia un extenso archipiélago en Europa, en esa época.
Este
nuevo descubrimiento amplía la variedad de huellas de reptiles en el
Mesozoico de Cameros, convirtiendo a esta cuenca en una de las más
importantes a nivel mundial por el número de huellas, su variedad y
extensión temporal.
Referencia:
Pascual
C., Canudo J. I., Hernández N., Barco J. L. & Castanera D. 2012. —
First record of stegosaur dinosaur tracks in the Lower Cretaceous
(Berriasian) of Europe (Oncala group, Soria, Spain). Geodiversitas , 34
(2): 297-312. http://dx.doi.org/10.5252/g2012n2a4
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