Con el propósito de identificar el depredador se han comparado las dimensiones de las depresiones con la dentición de pequeños mamíferos carnívoros como Mustela nivalis y Mustela palerminea y también con la musaraña gigante de dientes rojos de TELRU, Beremendia fissidens. Los datos sugieren que ésta musaraña pudo ser la causante de la mordedura, lo que significa que tenía la capacidad de morder a presas más grandes que ella misma a pesar de carecer de la adaptación al consumo de pequeños mamíferos, más propia de los carnívoros. De este modo se confirma que complementaría su dieta insectívora con otras fuentes de proteína, lo que podría haber sido una forma de responder a las necesidades de su alta tasa metabólica.
El estudio ha sido publicado en la revista Historical Biology, en una investigación liderada por la aragosaurera Maria Bennàsar (en la fotografía) que ha contado con la colaboración de los también aragosaureros Gloria Cuenca-Bescós, Juan Rofes, Hugues A. Blain y miembros de Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) como Isabel Cáceres y Rosa Huguet.
Os dejamos aquí la cita de la publicación:
M. Bennàsar, I. Cáceres, G. Cuenca-Bescós, R. Huguet, H.A. Blain & J. Rofes (2014): Exceptional biting capacities of the Early Pleistocene fossil shrew Beremendia fissidens (Soricidae, Eulipotyphla, Mammalia): new taphonomic evidence, Historical Biology: An International Journal of Paleobiology, DOI: 10.1080/08912963.2014.918611
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