Desde los inicios de la paleontología e icnología de vertebrados se ha
debatido sobre cómo eran los pies de los dinosaurios. Numerosas
reconstrucciones se han realizado sobre su podoteca (estructura de
escamas que recubre los pies de los arcosaurios), pero ¿estaban bien
hechas?
En la mayoría de los casos, los fósiles representan la
conservación de las partes más “duras” (huesos, dientes, etc.) de
algunos pocos organismos. Son escasas las ocasiones en las que se puede
encontrar conservadas las partes “blandas” (piel, órganos, uñas, etc.)
de dichos organismos. Entonces, ¿en base a que se hacen esas
reconstrucciones tan detalladas que aparecen en museos, revistas o
diarios? En el caso de los dinosaurios no avianos, los paleoartistas
suelen utilizar datos de los parientes más cercanos vivos de los
animales estudiados, que en este caso son los cocodrilos y las aves.
Además, también utilizan otros datos como es la osteología o la
icnología. Con la osteología pueden detallar entre otros aspectos el
tamaño y forma general de dichos dinosaurios. La icnología ayuda en la
reconstrucción de los pies y aportan datos sobre su postura. No
obstante, sin datos sobre las partes blandas de dichos animales, no se
está seguro si las reconstrucciones son fieles a la realidad.
Las
Hoyas es un yacimiento del Cretácico Inferior de Cuenca (España) que ha
aportado numerosos fósiles con tejido blando conservado. Entre ellos,
se encuentra el dinosaurio Concavenator que conserva tejido
tegumentario en diversas zonas, como en la extremidad posterior,
alrededor de la cola y en el cuello. Los datos obtenidos del estudio de
la podoteca del pie derecho de este dinosaurio permiten identificar tres
tipos distintos de escamas con ordenación similar a la de las aves.
Además, se considera que Concaventator tenía el desarrollo de
almohadillas plantares con la misma disposición que en aves como los
avestruces y que también tenía de un estuche córneo que formaría las
garras de los dedos.
Esta investigación liderada por Elena Cuesta
(UAM), en colaboración con Ignacio Díaz-Martínez (CONICET- UNRN),
Francisco Ortega (UNED) y José Luis Sanz (UAM) aporta luz sobre el
origen de esta estructura presente en Concavenator, por lo que el origen
se puede rastrear hasta el grupo “Avetheropoda”, que incluye a la
mayoría de los dinosaurios terópodos.
Si volvemos a la pregunta del título de esta notica, la respuesta después de esta investigación es SI.
La imagen de Concavenator es de: http://www.larazon.es/documents/10165/0/498x258/0c0/0d0/none/10810/IWIV/image_content_2958814_20150422070631.jpg
Referencia:
Elena Cuesta, Ignacio Díaz-Martínez, Francisco Ortega & José L.
Sanz (2015). Did all theropods have chicken-like feet? First evidence of
a non-avian dinosaur podotheca. Cretaceous Research 56: 53–59
doi:10.1016/j.cretres.2015.03.008
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0195667115000373
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