¡Este año, seguro, llegamos a los 350.000 kilos de lavado – tamizado de sedimentos! La bomba va a tener que sacar mucha agua del Arlanzón para que a las mangueras no les falte el chorro de agua que libera los microvertebrados fósiles, que no por ser pequeños han dejado de darnos alegrías durante todos estos años. Los diminutos fósiles de Atapuerca han datado a Homo antecesor y al primer europeo. Nos han permitido asimismo conocer a elementos extraordinarios de los ecosistemas cuaternarios como son las musarañas gigantes (también conocidas como fieras del Arlanzón), el ancestro de la rata de agua y ese Mimomys savini tan conocido en las crónicas de Atapuerca.
¡Aqua alle tubi¡ para lavar el peso equivalente al del Obelisco de la Plaza de San Pedro en Roma en estos 21 años, 350 toneladas que fue levantado en 1586 gracias al grito de un marino que pidió ¡aqua alle funni! para acortar las cuerdas que estaban cediendo al peso del gigantesco monumento de piedra. ¡Agua para las mangueras! Para levantar nuestro gigantesco monumento, obtenido con los sedimentos de relleno de cuevas y fósiles, erigido a los hombres que vivieron hace mucho, mucho tiempo, en las cuevas de Atapuerca.
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