La revista científica Journal of Iberian Geology publicará en su primer número del año 2019 un artículo que analiza e interpreta las evidencias sedimentológicas que los cambios climáticos de finales del Jurásico (Kimmeridgiense-Titoniense, hace 153-151 millones de años) dejaron en la geología de la zona comprendida entre los pueblos turolenses de Galve, Aguilar del Alfambra y Monteagudo del Castillo. Además, un estudio que complementa los datos expuestos en este trabajo será publicado en Geogaceta, cuyos resultados fueron presentados el pasado mes de noviembre en una de las sesiones científicas de la Sociedad Geológica de España en El Hierro (Canarias).
El estudio, encabezado por los investigadores Jorge Val, Marcos Aurell y Beatriz Bádenas, del Dpto. de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, incluye las siguientes claves de interés para el estudio de la zona:
• Ciclos en la sucesión sedimentaria: El estudio ha revelado que se formaron por la alternancia entre etapas de climas húmedos, en los que llegaba más aporte fluvial de sedimentos a la cuenca (materiales siliciclásticos) y climas más áridos, que favorecían la sedimentación de depósitos carbonatados. Tras una calibración temporal de los materiales, mediante el análisis de isótopos estables de estroncio y la datación de fósiles microscópicos (foraminíferos), se estima que estos ciclos tenían una duración aproximada de 400.000 años. Esta edad coincide con el parámetro de edad de las variaciones en la excentricidad de la órbita terrestre: La órbita en la que el planeta gira alrededor del Sol modifica su forma según ciclos de 400.000 años, haciendo que la Tierra gire a una mayor o menor distancia del Sol. Esto determina la influencia de la radiación solar sobre el clima terrestre, y a su vez, lo hizo sobre la geología turolense.
• Entre Aragosaurus ischiaticus y Galvesaurus herreroi hubo más de 10 millones de años de historia geológica: Los investigadores de la Universidad de Zaragoza han determinado que la formación geológica Villar del Arzobispo, objeto de este estudio, es muy diferente geológicamente con respecto a las que se sitúan sobre ella: las formaciones Aguilar del Alfambra y Galve.
La calibración temporal de los afloramientos en que se encontraron los restos de estos dinosaurios delimita la edad de Galvesaurus herreroi aproximadamente entre los 153 y 151 millones de años (Edad Kimmeridgiense-Titoniense), mientras que hay datos que confirman que Aragosaurus ischiaticus vivió en al final del Berriasiense, un periodo más reciente que concluyó hace 140 millones de años, lo cual los alejaría en el tiempo.
• Periodo de gran actividad tectónica entre las formaciones Villar del Arzobispo y Aguilar del Alfambra: Las diferencias en el medio sedimentario de ambas formaciones se explican por una actividad tectónica vigorosa, que implica la formación de una discordancia observable en algunas localidades. El estudio de los afloramientos en Aguilar del Alfambra aporta valiosos datos que los efectos de las fallas que actuaron durante el depósito de estas unidades.
La zona objeto de estudio es conocida, además de por la calidad de sus afloramientos geológicos, por albergar el Parque Geológico de Galve, que celebra su 25 aniversario, y por ser el lugar donde se encontró, hace 60 años, el primer dinosaurio que se definió en España: Aragosaurus ischiaticus.
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