viernes, julio 05, 2013

Los fósiles de anfibios y reptiles y el comienzo de aridificación en el Norte de África

La desertificación se ha vuelto un tema ecológico importante tanto para los científicos, los políticos así como para el público en general y esta palabra sugiere una extensión de los desiertos, unos lagos que se secan y poblaciones que se mueren de hambre. La comunidad internacional ha desde hace mucho tiempo reconocido la desertificación como un problema económico, social y ecológico que concierne muchos países en todas las regiones del planeta. Hoy más del 47,2 % de la superficie terrestre de la Tierra corresponde a un territorio árido. También la Región Mediterránea ha sido reconocida por ser afectada por la desertificación y por su impacto ambiental y social.

Las causas de la desertificación tienen dos orígenes principales: uno natural y otro antropogénico. La historia de la desertificación en el Mediterráneo procede actualmente de la evolución de estas dos causas y de sus interacciones. Sin embargo, las fluctuaciones climáticas han sido siempre el motor de los cambios de paisajes y la vegetación y las evidencias geológicas han mostrado que estas fluctuaciones siguen unos ciclos periódicos de alternancias frio-cálido y seco-húmedas.

Desde 2007, el IPHES esta presente en Marruecos oriental con varios proyectos R+D, el ultimo siendo: Human occupation in the eastern Morocco during the Pleistocene: Identification, valorization and cataloguing of the sites of the Ain Beni Methar Basin (Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo A1/039433/11) que pretende identificar, hacer una lista y promover los yacimientos arqueológicos de esta parte de Marruecos. El estudio de la Prehistoria y de la Evolución Humana de esta región es importante para el reconocimiento del origen de la diversidad cultural de los pueblos. En esta problemática, la identificación y valorización de la herencia cultural constituye la base de este proyecto en común con la Universidad Mohamed Premier de Oujda. Es durante estas campañas que ha sido localizado el yacimiento de Guefaït-1  estudiado en este artículo y a la cual los roedores, por biocronología, han permitido atribuir una edad de aproximadamente unos 8 o 9 millones de años (Mioceno final).

Este artículo describe por la primera vez los anfibios y reptiles fósiles de una localidad del final del Mioceno (Vallesiense) de la cuenca de Ain Beni Methar. La asociación fósil esta compuesta por una rana (Discoglossinae indet.), un lagarto (Lacertidae indet.), un lagarto ápodo (sin miembros) (Dopasia sp.), una culebra (Colubridae s.l. indet.), y una cobra (Naja cf. antiqua). La presencia en el yacimiento de Guefaït-1 de un Discoglossinae, diferente de todos los géneros existentes en Europa y en el Norte de África, sugiere que la diversidad de este grupo de anfibios estaba mucho más diversa durante el Mioceno en el Norte de África que lo que se pensaba antes. La presencia de un ánguido del género Dopasia en el Mioceno de Marruecos esta confirmada y constituye de momento la cita la más antigua para este género en África. Y finalmente se amplia el rango cronológico y geográfico de la cobra Naja antiqua, conocido hasta la fecha únicamente en el Mioceno medio del famoso yacimiento de Beni Mellal (Marruecos), y representa la ultima citación para esta especie.

De un punto de vista paleobiogeográfico, la poca diversificada fauna de anfibios y reptiles del Mioceno de Guefaït-1 se caracteriza por:

(1) la ausencia de taxones africanos típicamente tropicales (Xenopus, Ptychadena y Bufo regularis) presentes en el Mioceno medio de la localidad de Beni Mellal (Marruecos) y el principio del Mioceno final de la localidad de Oued Zra (Marruecos);

(2) la ausencia de taxones Europeos que forman parte hoy en día de las faunas de anfibios y reptiles del Norte de África y que supuestamente se supone que han entrado en el Maghreb a finales del Mioceno final durante la clausura de los corredores Bético y Rifeño, y que condujo al aislamiento y desecación del Mar Mediterráneo (la famosa Crisis de Salinidad del Mesiniense) y por;

 (3) la presencia de taxones de origen Eurasiático (Discoglossinae y Dopasia) que deben de haber entrado en el Norte de África durante o antes del Mioceno medio a través de una conexión terrestre entre la meseta Afro-Arábiga y Asia que se estableció durante el Mioceno inicial.

De particular interés es la ausencia de los taxones africanos típicamente tropicales (Xenopus, Ptychadena, y Bufo regularis) presentes en localidades marroquíes con una edad anterior al yacimiento de Guefaït-1. Esta ausencia se explicaría por una degradación progresiva del clima desde el Mioceno medio hasta el Plioceno debida a un aumento progresivo de la aridez y del enfriamiento. Hasta el Mioceno, el Norte de África estaba dominado por un clima de tipo ecuatorial, y la región Sahariana estaba ocupada por una vegetación tropical de tipo Sudanesa o Sudanesa-Guineano (también conocido como el ‘Sahara Verde’). Durante el Mioceno, el clima tropical semi-húmedo disminuyo en la región Sahariana, y unas oscilaciones más o menos áridas aparecen. Sin embargo, desde el Mioceno final hasta el Plioceno (8–3 Ma), las evidencias palinológicas e isotópicas revelan que el clima del Oeste y el Este de África eatodavía considerablemente cálido y más húmedo que hoy en día, con la presencia de bosques húmedos en áreas donde hoy la vegetación esta compuesta por sabanas, estepas, praderas y zonas de matorrales.

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