viernes, marzo 08, 2013

Un nuevo mamífero carnívoro del Mioceno de Cataluña

Investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) acaban de en el Journal of Systematic Palaeontology el hallazgo de nuevos restos de un nuevo mamífero carnívoro del Mioceno que han nombrado como Albanosmilus jourdani. Os adjuntamos la nota de prensa que nos han pasado junto a la magnífica reconstrucción de Marta Palmero.

Un cráneo completo, una calota y algunas mandíbulas de yacimientos de Els Hostalets de Pierola y de Terrassa, junto con los restos fósiles que ya se conocían en el Vallès-Penedès, permiten confirmar que esta especie corresponde al género Albanosmilus. El estudio, que lleva a cabo un análisis de gran parte del barbourofelidos que se conocen, muestra también que  Barbourofelis se habría originado en Norteamérica durante el Mioceno medio.

Los barbourofélidos son unos carnívoros extintos, también conocidos como falsos dientes de sable, emparentados más o menos lejanamente con los félidos actuales. Se conocen diferentes restos fósiles en África, Eurasia y América del Norte. En el caso del Vallés-Penedés, en Cataluña, los restos más antiguos de Albanosmilus son de hace unos 12 millones de años y se han encontrado en el Abocador de Can Mata (els Hostalets de Pierola, Anoia). Los restos más modernos, en cambio, se han encontrado en Can Llobateres (Sabadell, Vallès Occidental) y datan de hace unos 9.5 millones de años.

La presencia de Albanosmilus el Vallès-Penedès se conoce desde los años 40 del siglo pasado, pero no ha sido hasta ahora que se han recuperado y descrito algunos de los restos fósiles más interesantes, como son un cráneo completo y una calota encontrados en el Abocador de Can Mata. En su conjunto, sin embargo, el trabajo que publican los investigadores del ICP en el Journal of Systematic Palaeontology recoge los casi 60 restos fósiles de Albanosmilus recuperados en distintos yacimientos catalanes.

A pesar de que los orígenes no son absolutamente claros, el registro fósil parece indicar que esta familia de carnívoros se originó en el Mioceno inferior en África, hace unos 20 millones de años, para luego dispersarse por Eurasia a finales del Mioceno inferior, diversificándose durante el Mioceno medio y superior, y dispersándose también hacia Norteamérica.

Hasta ahora, los estudios taxonómicos habían mostrado la existencia de varios géneros de barbourofélidos: Gringsburgsmilus, Syrtosmilus, Afrosmilus, Prosansanosmilus y Vampyrictis serían las formas más primitivas, presentes en África y Europa, mientras que Sansanosmilus y Albanosmilus de Eurasia y posiblemente Norte América, y Barbourofelis sólo de Norte América, corresponderían a las formas más derivadas. Antes de este estudio, Albanosmilus se consideraba un sinónimo de Sansanosmilus, y la especie en cuestión se llamaba Sansanosmilus jourdani. Gracias al estudio del rico registro del Vallès-Penedès, completado por los restos encontrados en otras partes del mundo, el equipo de investigadores del ICP liderado por Josep Robles y David M. Alba muestran que la especie estudiada es ya más derivada que Sansanosmilus palmidens, y que por tanto se debe clasificar en un género diferente, Albanosmilus.

El hecho de que la especie norteamericana más primitiva sea muy parecida a Albanosmilus jourdani, que presenta una morfología intermedia entre Sansanosmilus y Barbourofelis, sugiere que los barbourofélidos norteamericanos se originaron a partir de la dispersión de Albanosmilus hacia América del Norte alrededor del límite entre el Mioceno medio y superior. En Eurasia, los barbourofélidos se extinguieron a principios del Mioceno superior, poco después de la entrada de los verdaderos dientes de sables (félidos macairodontinos). En cambio, en América del Norte originaron varias especies más derivadas de Barbourofelis, entre las que destaca B. fricki, con unos impresionantes caninos en forma de daga de más de 20 centímetros de largo!

+ Info Robles, JM, Alba, DM, Fortuny, J., De Esteban-Trivigno, S., Rotgers, C., Balaguer, J., Carmona, R., Galindo, J., Almécija, S., Bertó, JV, Moyà-Solà, S. (2013). New craniodental remains of the barbourofelid Albanosmilus jourdani (Filhol, 1883) from the Miocene of the Vallès-Penedès Basin (NE Iberian Peninsula) and the Phylogeny of the Barbourofelini. Journal of Systematic Palaeontology. http://dx.doi.org/10.1080/14772019.2012.724090

miércoles, marzo 06, 2013

El primer registro de Sorex margaritodon de Europa occidental está en Atapuerca

Nuestros aragosaureros y miembros del EIA, Juan Rofes (Universidad del País Vasco) y Gloria Cuenca Bescós (Universidad de Zaragoza), acaban de publicar un artículo en la prestigiosa revista alemana Paläontologische Zeitschrift. El trabajo da cuenta de los primeros especímenes del sorícido Sorex (Drepanosorex) margaritodon en Europa occidental encontrados en la Unidad Roja Inferior (niveles TE7-14) de la Sima del Elefante (Sierra de Atapuerca, Burgos, España), que data del Pleistoceno Inferior (ca. 1.1-1.5 Ma).

Una serie de rasgos morfológicos y morfométricos han permitido asignar los especímenes de Sima del Elefante, en primer lugar al subgénero Drepanosorex, y luego a la especie S. (D.) margaritodon, distinguiéndolos de las otras cuatro especies válidas del subgénero que habitaron en Europa durante el Pleistoceno, i.e. Sorex (Drepanosorex) praearaneus, S. (D.) savini, S. (D.) austriacus y Sorex (D.) rupestris.

A diferencia de S. (D.) praearaneus y S. (D.) savini, ambas contemporáneas a S. (D.) margaritodon, esta última especie está firmemente datada en el Pleistoceno Temprano de Europa Central, y ahora también del norte de la Península Ibérica. Esto la convierte en una herramienta biocronológica muy útil en el marco continental. En Atapuerca, S. (D.) margaritodon es también representante de la fauna pre-Jaramillo, estatus que puede eventualmente extrapolarse al resto de Europa. Sorex (D.) margaritodon fue la única especie de Drepanosorex que llegó a la Península Ibérica durante el Pleistoceno, como testifican los recientes hallazgos de Sima del Elefante.

Sorex (D.) margaritodon y S. (D.) savini podrían haber evolucionado en Europa Central a partir de la más antigua, más pequeña y menos exoedaenodóntica S. (D.) praearaneus, que podría ser también el ancestro potencial de la caucásica S. (D.) rupestris. Sorex (D.) margaritodon, la especie de Drepanosorex con la distribución más occidental de Europa, podría ser el ancestro más probable de S. (D.) austriacus.

Cita completa: Rofes, J., Cuenca-Bescós, G. 2013. First record of Sorex (Drepanosorex) margaritodon (Mammalia, Soricidae) in Western Europe: biostratigraphy, biogeography and evolution of the Species. Paläontologische Zeitschrift, DOI 10.1007/s12542-013-0172-6

martes, marzo 05, 2013

Las tenias ya estaban en la Tierra hace 270 millones de años

Las tenias es uno de los parásitos que más nos impresionan. Solo la idea de tener un enorme gusano en nuestro interior nos eriza los pelos de la cabeza. Los parásitos son animales fascinantes para la evolución, ya que son dependientes de sus huéspedes. En el caso de las tenias, como animal de cuerpo blando, es complicado estudiarlos en el registro fósil simplemente porque carecen de partes duras. Sin embargo, en ocasiones, hay descubrimientos como el que traemos hoy a aquí en los se descubre que son animales que están en la Tierra desde hace muchos millones de años.

La paleoparasitología es el estudio de parásitos en materiales paleontológicos y arqueológicos. Los restos más abundantes suelen ser huevos y larvas de parásitos intestinales que se encuentran en coprolitos (heces fosilizadas) o enterolitos (contenidos intestinales). Hay poco registro de parásitos en el Mesozoico y el Paleozoico, por eso supone una importante novedad el descubrimiento publicado recientemente en la revista PlosOne de huevos de cestodos (tenias) en un coprolito de tiburón del Pérmico de Brasil.

En el interior del coprolito han encontrado 93 pequeñas y ovaladas estructuras que han interpretado como huevos de cestodos por comparación con las actuales. La mayor parte de los huevos se han conservado en pirita. Presentan un opérculo que sugiere que las larvas no erupcionaron de los huevos. En uno se observa una estructura que podría ser una larva desarrollada.

Se trata de la evidencia más antigua de estos gusanos platelmintos y establece una evolución temprana de este grupo de parásitos intestinales. La interacción entre cestodos y vertebrados se produjo muy pronto, al menos desde el Paleozoico superior, pero pudo ser mucho más anterior. Sin duda fascinante.

La referencia completa es: Dentzien-Dias, P.C., Poinar Jr., G., de Figueiredo, A.E.Q., Pacheco, A.C.L., Horn, B.L.D., Schultz, C.L. 2013. Tapeworm Eggs in a 270 Million-Year-Old shark coprolite. PlosOne 8(1), e55007.

domingo, marzo 03, 2013

Helicoprion, la Paleontología resuelve el misterio del tiburon con dientes en espiral

Helicoprion es uno de esos fósiles que más ha despertado la imaginación de profesionales y aficionados. Se trata de un tiburón fósil del Pérmico de EE.UU. del que se conocían su fascinante distribución de los dientes. Se encuentran en una espiral cuya posición anatómica ha sido objeto de interpretaciones de lo más curiosas. En la ilustración se puede ver como incluso se lo ha situado en las aletas. 

En una primera aproximación puede parecer aberrante, pero no lo es tanto. Los tiburones primitivos tienen espinas y estructuras extrañas en las aletas. Esta ornamentación tiene la misma composición que los dientes, por esa razón algunos investigadores se atrevían a situación en una posición tan bizarra.La mayoría de los investigadores que han estudiado a Helicoprion han situado la espiral de los dientes en la boca, aunque en posiciones diferentes. El misterio ha sido desvelado en un trabajo recientemente publicado por investigadores norteamericanos con la ayuda, como no, del escáner. Los tiburones no tienen los huesos mineralizados, por lo que difícilmente suelen fosilizar, pero un ejemplar descubierto en 1950 en Idaho parte de la estructura que envolvía a la mandíbula.

La reconstrucción tridimensional del fósil demuestra que la espiral de dientes es una singular estructura situada en la sínfisis de la mandíbula inferior. Ocuparía por completo el arco mandibular. El continuo crecimiento de la espiral situaría a los dientes en una dirección curvada hacía la parte anterior de la mandíbula. Los dientes se formarían en el inicio de la espiral en un proceso continuo y que facilitaría nuevos dientes, cuando al animal se le cayeran o se lo rompieran. El proceso de reemplazamiento dental lo poseen todos los tiburones, pero es diferente al de Helicoprion. Esta compleja estructura lleva parejo cambios en las articulaciones mandibulares. Sin duda esto representa una enorme especialización de los tiburones al final del Paleozoico, que corresponde con el aumento de diversidad y abundancia de los cefalópodos, que posiblemente serían sus presas.

Tapanila L, Pruitt J, Pradel A, Wilga CD, Ramsay JB, Schlader R, Didier DA. 2013 Jaws for a spiral-tooth whorl: CT images reveal novel adaptation and phylogeny in fossil Helicoprion. Biol Lett 9: 20130057



Gracias Ina por la foto.