viernes, enero 27, 2012
Un nuevo caballo del Mioceno Superior
Nuestros colega del ICP han descrito una nueva especie de Anchiterium en el Mioceno Superior del Abocador de Can Mata, en els Hostalests de Pierola. Anchiterium es un pequeño equido bien representado en diferentes localidades del Mioceno ibérico, pero el nuevo Anchiterium presenta caracteres dentales únicos. El trabajo se ha publicado en la revista francesa Comptes Rendus Palevol. Os adjuntamos parte de la nota que ha preparado el ICP.
Los équidos pertenecientes al género Anchitherium eran morfológicamente distintos a los caballos actuales. Una de las principales diferencias era que presentaban extremidades tridáctilas. También cabe destacar su menor tamaño y una morfología dental totalmente distinta. La mayoría de especies pertenecientes a este género eran équidos pequeños y robustos, así como poco corredores, lo que facilitaría su supervivencia en hábitats de bosque cerrado.
Los restos de una nueva especie de équido extinto, Anchitherium nievei, del Mioceno Superior (hace unos 12 millones de años) fueron descubiertos en tres localidades de Abocator de Can Mata. Este taxón se diferencia de otras especies endémicas de Anchitherium propias de cuencas interiores de la Península Ibérica principalmente por la forma y el tamaño de sus dientes: por un lado presenta una marcada bunodoncia (coronas dentales bajas) y sus piezas dentales son de pequeño tamaño. El descubrimiento de esta nueva especie no sólo nos habla de la evolución de este género, sino también de las condiciones ambientales de la región en su época. El artículo lo lidera Cheyenn Rotgers, investigadora colaboradora del ICP, junto con otros investigadores de este centro. A. nievei recibe este nombre en honor de la paleontóloga Nieves López Martínez, quien hasta su fallecimiento en diciembre de 2010 era miembro del Comité Científico Asesor del ICP.
Las variaciones en el tamaño de la dentición de las diferentes especies del género Anchitherium estarían asociadas con las variaciones en el tipo de vegetación dónde vivían, que a su vez obedecerían a las diferencias climáticas en las distintas áreas y períodos. Desde el punto de vista paleoambiental, la presencia de este nuevo taxón más pequeño encaja bien con investigaciones previas que indicaban que la zona del Abocador de Can Mata contaba con un hábitat boscoso relativamente cerrado y húmedo, muy distinto al del resto de las cuencas ibéricas y mucho más similar al de las localidades francesas y alemanas de su misma época. Prueba de ello es que durante la misma época, en la mayor parte de la península, las diferentes especies de Anchitherium poseían una dentición grande con coronas altas y un mayor tamaño corporal.
+ info Rotgers, C., Alba, D.M., Robles, J.M., Casanovas-Vilar, I., Galindo, J., Bertó, J.V. & Moyà-Solà, S. (2011). A new species of Anchitherium (Equidae: Anchitheriinae) from the Middle Miocene of Abocador de Can Mata (Vallès-Penedès Basin, NE Iberian Peninsula). Comptes Rendus Palevol 10: 567-576.
jueves, enero 26, 2012
III Olimpiadas Españolas de Geología
Amelia Calonge, la presidenta de la AEPECT nos ha mandado una carta con información de las III Olimpiadas Españolas de Geología, que se van a celebrar en su fase inicial en 22 localidades. Os adjuntamos la información de Amelia y los enlaces, y por supuesto animar a los que puedan presentarse es una manera bien bonita de disfrutar con la Geología.
Estamos organizando por tercer año consecutivo la III Olimpiada Española de Geología que se celebrará el 24 de marzo en Santander, con el apoyo del Departamento de Dpto. Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada de la Universidad de Cantabria y de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Las olimpiadas están dirigidas a los alumnos españoles de Bachillerato que no hayan cumplido 19 años antes del 1 de Julio del año de la Olimpiada, siguiendo el criterio de la Olimpiada Internacional de Geología que se celebrará el próximo octubre en Buenos Aires (Argentina. Hay unas fases territoriales previas que tienen lugar a nivel provincial, o más amplio, a lo largo de la última semana de enero y durante el mes de febrero del 2012. La novedad es que este año se celebran olimpiadas territoriales por primera vez en Ávila, Córdoba, Extremadura, Málaga, Salamanca, Santander y Zamora. Como veis vamos completando nuestro mapa geográfico.A la fase final podrán concurrir los cuatro ganadores de cada una de las Fases Territoriales.
Las Olimpiadas nacionales se prolongan en una Olimpiada Internacional. El resultado de nuestra primera participación el año pasado se puede considerar un éxito: una medalla de plata (de un total de 10), una de bronce (de 10) y dos premios por la capacidad de organización y coordinación en el trabajo de investigación en grupos. Completar este proyecto ha supuesto un gran esfuerzo para todos. Te animo a que difundas las olimpiadas, especialmente en las sedes que celebran su primera olimpiada para garantizar la participación y, en todas las sedes convocadas que tenéis en la página Web. La información completa se encuentra en la dirección:http://www.aepect.org/olimpiadasgeologia/inscripcion2012.htm
Estamos organizando por tercer año consecutivo la III Olimpiada Española de Geología que se celebrará el 24 de marzo en Santander, con el apoyo del Departamento de Dpto. Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada de la Universidad de Cantabria y de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Las olimpiadas están dirigidas a los alumnos españoles de Bachillerato que no hayan cumplido 19 años antes del 1 de Julio del año de la Olimpiada, siguiendo el criterio de la Olimpiada Internacional de Geología que se celebrará el próximo octubre en Buenos Aires (Argentina. Hay unas fases territoriales previas que tienen lugar a nivel provincial, o más amplio, a lo largo de la última semana de enero y durante el mes de febrero del 2012. La novedad es que este año se celebran olimpiadas territoriales por primera vez en Ávila, Córdoba, Extremadura, Málaga, Salamanca, Santander y Zamora. Como veis vamos completando nuestro mapa geográfico.A la fase final podrán concurrir los cuatro ganadores de cada una de las Fases Territoriales.
Las Olimpiadas nacionales se prolongan en una Olimpiada Internacional. El resultado de nuestra primera participación el año pasado se puede considerar un éxito: una medalla de plata (de un total de 10), una de bronce (de 10) y dos premios por la capacidad de organización y coordinación en el trabajo de investigación en grupos. Completar este proyecto ha supuesto un gran esfuerzo para todos. Te animo a que difundas las olimpiadas, especialmente en las sedes que celebran su primera olimpiada para garantizar la participación y, en todas las sedes convocadas que tenéis en la página Web. La información completa se encuentra en la dirección:http://www.aepect.org/olimpiadasgeologia/inscripcion2012.htm
martes, enero 24, 2012
El primate que quería volar
En su inmortal libro “El Origen de las Especies Mediante la Selección Natural o la Conservación de las Razas Favorecidas en la Lucha por la Vida”, Darwin dejó probada de manera incuestionable la existencia del fenómeno de la evolución de las especies. Además, también estableció el mecanismo de la selección natural como la principal fuerza motriz de la evolución y la causa directa de las maravillosas adaptaciones que presentan los seres vivos a sus hábitos de vida.
Doce años más tarde, Darwin publicó otra obra de enorme trascendencia dedicada a la evolución del ser humano, algo de lo que apenas había hablado en el “Origen de las Especies”. Se trata de su libro “El Origen del Hombre, y la Selección en relación al Sexo”, en el que Darwin intentó dar respuesta a la pregunta de cómo una criatura tan aparentemente desvalida como el ser humano había conseguido la primacía en la Naturaleza. En opinión de Darwin, fueron las facultades mentales superiores y las extraordinarias capacidades sociales de las personas las que habían obrado el aparente milagro. En “El Origen del Hombre” Darwin propuso una hipótesis que relacionaba ordenadamente aspectos tales como la bipedastación, la reducción de los caninos, la fabricación de armas, la cooperación o el “sentimiento de simpatía”, para explicar la gradual aparición de tales capacidades y facultades.
Empleando de las ideas de Darwin como un programa de investigación, Ignacio Martínez, pasa revista a los principales hitos de la evolución humana en su libro “El primate que quería volar”, incluyendo los últimos descubrimientos en los campos de la Paleontología la Arqueología y la Genética. El libro arranca en el momento en que los naturalistas ilustrados del siglo XVIII comenzaban a ordenar la materia viva y tras hacer un rápido recorrido por la diversidad del Reino animal para situar en él a las personas, nos introduce en el pensamiento de dos grandes biólogos evolucionistas: el propio Darwin y su paladín Thomas Henry Huxley. En los siguientes capítulos se pasa revista al estado actual del conocimiento sobre las grandes etapas de la evolución humana, desde los primeros testimonios fósiles de nuestro origen africano, hace alrededor de 7 millones de años, hasta las últimas especies humanas descubiertas recientemente, como son el intrigante “Hombre de Flores” y los enigmáticos Denisovanos.
Los descubrimientos e investigaciones realizados desde hace más de tres décadas en la Sierra de Atapuerca ocupan un lugar destacado en “El primate que quería volar”, detallándose la importancia de tales investigaciones para el conocimiento de los seres humanos, de sus actividades y de los ecosistemas en los que vivieron desde su arribada al continente europeo hace alrededor de un millón y medio de años.
Quizá, uno de los aspectos más relevantes del libro sea la especial atención que presta a las circunstancias históricas de los principales descubrimientos, así como la trayectoria profesional y personal de las personas que los protagonizaron. A través de sus líneas, se transluce la deferencia que Martínez siente por los científicos que dedicaron su vida al conocimiento de la Prehistoria. Y entre todos ellos, destaca su gran respeto y admiración por sus compañeras y compañeros del Equipo de Atapuerca.
Para adquirir el libro en PlanetadeLibros.Com, en rústica (19.99 Euros) y en formato electrónico (13.99 Euros). Más información en pdf en Aragosaurus.
La extinción de Hispanopithecus: ¿una mera cuestión de plantas?
Nuestros colegas del ICP publican esta semana en la prestigiosa revista “Journal of Human Evolution” una cuidada reconstrucción del paleoambiente en el que vivió el homínido fósil Hispanopithecus laietanus, conocido popularmente como Jordi.
Esta investigación se adentra en las causas que llevaron a la extinción a los homínidos que poblaron Europa durante el Mioceno, hace entre 15 y 9 millones de años. Los restos fósiles de este primate encontrados en Catalunya son los más modernas que se conocen de Europa occidental, y por lo tanto son importantes para entender la extinción de los grandes antropomorfos europeos durante el Mioceno superior.
Los restos fósiles vegetales recuperados en las excavaciones hechas por un equipo del ICP en Can Llobateres (Sabadell) durante el verano de 2010 tienen un buen grado de conservación y son más diversas que las conocidas hasta ahora. Este yacimiento, descubierto en 1926, es conocido internacionalmente porqué se han recuperado los restos fósiles más completos del homínido Hispanopithecus laietanus, correspondientes al esqueleto parcial de un macho adulto que Salvador Moyà y su equipo bautizaron como Jordi. Los restos botánicos pertenecen a capas fosilíferas cercanas a donde se han encontrado los restos de homínidos, cosa que ha permitido recuperar muchos datos sobre el paleoambiente en el que vivió este primate. Los resultados los recoge el artículo ‘The paleoenvironment of Hispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain)’, publicado ahora online, que firman el experto en paleobotànica Josep Marmi y otros investigadores del ICP.
Entre los restos de plantas recuperadas, destacan helechos, palmeras, carrizo y otras plantas herbáceas acuáticas, así como un tipo de laurel y también restos de zumaque. Este conjunto fósil ha permitido a los investigadores hacer una reconstrucción del paleoambiente en el que vivió Hispanopithecus, mucho más cuidada del que habían logrado estudios previos. La investigación nos muestra un hábitat entre tropical y subtropical que, debido a los cambios climáticos acontecidos más avanzado el Mioceno, vería poco a poco reducidos los elementos tropicales y, por lo tanto, sufriría cambios importantes en la vegetación. Este cambios son, precisamente, los que explicarían la extinción de Hispanopithecus hace más de 9 millones de años. Los homínidos euroasiáticos, originados a partir de ancestros africanos que se dispersaron hacia Europa y Asia hace unos 15 millones de años, experimentaron en estos continentes una importante radiación adaptativa. Algunos millones de años más tarde, sin embargo, y debido a cambios climáticos y el consecuente cambio en la vegetación, empezó su declive. Inicialmente, se extinguieron los homínidos del oeste y el centro de Europa (como Hispanopithecus), hace poco más de 9 millones de años — con la excepción de Oreopithecus, que habitó en un archipiélago que definen las actuales Toscana y Cerdeña, y que se extinguió hace unos 7 millones de años.
Posteriormente, se extinguieron las formas del este de Europa y, progresivamente, de Asia, donde los orangutanes de las islas de Sumatra y Borneo son actualmente los últimos representantes de la radiación eurasiàtica de los homínidos. La riqueza de la megaflora recuperada en las excavaciones de 2010, así como también los restos de higos fósiles encontrados a mediados del siglo pasado, nos permiten hacer una reconstrución paleoambiental muy cuidada de la región donde vivía Jordi. Según los investigadores del ICP nos encontramos con un paisaje que presentaría un mosaico de zonas boscosas más húmedas y cercanas a masas de agua típicas de climas subtropicales (donde viviría Hispanopithecus) y zonas arboladas más abiertas y con una mayor proporción de árboles caducifolios debido a una mayor estacionalidad. Las plantas recuperadas nos indican una área pantanosa con carrizo, palmeras, helechos, lauráceas de hoja perenne y ficus arbóreos, lo cual es consistente con el registro faunístico de este yacimiento, típico de ambientes forestales húmedos.
Habría preferido las áreas húmedas de las zonas bajas, donde podía encontrar frutos durante todo el año. De hecho, este ambiente habría sido más común en la Cuenca del Vallès-Penedès entre hace 12 y 9,6 millones de años, pero cambios climáticos posteriores hicieron desaparecer los elementos tropicales, dando lugar a un dominio de árboles caducifolios también en las zonas húmedas. Esto habría dejado a Hispanopithecus sin suficiente alimento durante la estación desfavorable, en última instancia conduciéndolo a la extinción.
El resto de la información en el ICP:
+ info Marmi, J., Casanovas-Vila, I., Robles, J.M., Moyà-Solà, S. & Alba, D.M. The paleoenvironment of Hispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain). Journal of Human Evolution.
Esta investigación se adentra en las causas que llevaron a la extinción a los homínidos que poblaron Europa durante el Mioceno, hace entre 15 y 9 millones de años. Los restos fósiles de este primate encontrados en Catalunya son los más modernas que se conocen de Europa occidental, y por lo tanto son importantes para entender la extinción de los grandes antropomorfos europeos durante el Mioceno superior.
Los restos fósiles vegetales recuperados en las excavaciones hechas por un equipo del ICP en Can Llobateres (Sabadell) durante el verano de 2010 tienen un buen grado de conservación y son más diversas que las conocidas hasta ahora. Este yacimiento, descubierto en 1926, es conocido internacionalmente porqué se han recuperado los restos fósiles más completos del homínido Hispanopithecus laietanus, correspondientes al esqueleto parcial de un macho adulto que Salvador Moyà y su equipo bautizaron como Jordi. Los restos botánicos pertenecen a capas fosilíferas cercanas a donde se han encontrado los restos de homínidos, cosa que ha permitido recuperar muchos datos sobre el paleoambiente en el que vivió este primate. Los resultados los recoge el artículo ‘The paleoenvironment of Hispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain)’, publicado ahora online, que firman el experto en paleobotànica Josep Marmi y otros investigadores del ICP.
Entre los restos de plantas recuperadas, destacan helechos, palmeras, carrizo y otras plantas herbáceas acuáticas, así como un tipo de laurel y también restos de zumaque. Este conjunto fósil ha permitido a los investigadores hacer una reconstrucción del paleoambiente en el que vivió Hispanopithecus, mucho más cuidada del que habían logrado estudios previos. La investigación nos muestra un hábitat entre tropical y subtropical que, debido a los cambios climáticos acontecidos más avanzado el Mioceno, vería poco a poco reducidos los elementos tropicales y, por lo tanto, sufriría cambios importantes en la vegetación. Este cambios son, precisamente, los que explicarían la extinción de Hispanopithecus hace más de 9 millones de años. Los homínidos euroasiáticos, originados a partir de ancestros africanos que se dispersaron hacia Europa y Asia hace unos 15 millones de años, experimentaron en estos continentes una importante radiación adaptativa. Algunos millones de años más tarde, sin embargo, y debido a cambios climáticos y el consecuente cambio en la vegetación, empezó su declive. Inicialmente, se extinguieron los homínidos del oeste y el centro de Europa (como Hispanopithecus), hace poco más de 9 millones de años — con la excepción de Oreopithecus, que habitó en un archipiélago que definen las actuales Toscana y Cerdeña, y que se extinguió hace unos 7 millones de años.
Posteriormente, se extinguieron las formas del este de Europa y, progresivamente, de Asia, donde los orangutanes de las islas de Sumatra y Borneo son actualmente los últimos representantes de la radiación eurasiàtica de los homínidos. La riqueza de la megaflora recuperada en las excavaciones de 2010, así como también los restos de higos fósiles encontrados a mediados del siglo pasado, nos permiten hacer una reconstrución paleoambiental muy cuidada de la región donde vivía Jordi. Según los investigadores del ICP nos encontramos con un paisaje que presentaría un mosaico de zonas boscosas más húmedas y cercanas a masas de agua típicas de climas subtropicales (donde viviría Hispanopithecus) y zonas arboladas más abiertas y con una mayor proporción de árboles caducifolios debido a una mayor estacionalidad. Las plantas recuperadas nos indican una área pantanosa con carrizo, palmeras, helechos, lauráceas de hoja perenne y ficus arbóreos, lo cual es consistente con el registro faunístico de este yacimiento, típico de ambientes forestales húmedos.
Habría preferido las áreas húmedas de las zonas bajas, donde podía encontrar frutos durante todo el año. De hecho, este ambiente habría sido más común en la Cuenca del Vallès-Penedès entre hace 12 y 9,6 millones de años, pero cambios climáticos posteriores hicieron desaparecer los elementos tropicales, dando lugar a un dominio de árboles caducifolios también en las zonas húmedas. Esto habría dejado a Hispanopithecus sin suficiente alimento durante la estación desfavorable, en última instancia conduciéndolo a la extinción.
El resto de la información en el ICP:
+ info Marmi, J., Casanovas-Vila, I., Robles, J.M., Moyà-Solà, S. & Alba, D.M. The paleoenvironment of Hispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain). Journal of Human Evolution.
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