La noticia, hoy en una de las revistas científicas multidisciplinares de mayor difusión en el mundo, el PNAS, por Proceedings of the National Academy of Sciences de Norteamérica, resalta el trabajo del paleontólogo de vertebrados y geólogo del cambio climático el Profesor de la Universidad de Columbia (NY) Dr. Paul E. Olsen.
Olsen es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Norteamérica.
El geólogo Paul E. Olsen sigue un principio: obtener información del registro geológico no está disponible por otras fuentes. Al hacerlo, Olsen, profesor de ciencias de la tierra y del medio ambiente en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (LDEO), pudo investigar la historia del Sistema Solar y la evolución de los ecosistemas continentales. Olsen, fue elegido para la Academia Nacional de Ciencias (de Norteamérica) en 2008, ha descubierto uno de los principales yacimientos de fósiles de vertebrados de América del Norte del límite Triásico-Jurásico. Ademas desarrolla el Geological Orrery, una red de registros mesozoicos del clima. Según el mismo Olsen: "Yo era uno de esos niños incómodos que sabían todos los nombres de los dinosaurios descritos en los libros para niños y jóvenes lectores de la década de 1950 y estaba feliz de contarles a todos sobre ellos". El adolescente Olsen fué presentado por el paleontologo Baird con la sedimentóloga Franklyn Van Houten de Princeton, quien había interpretado que las capas alternas grises y rojas de los estratos en la cuenca de Newark estaban marcadas por las variaciones en el clima del pasado...
En los últimos años, Olsen junto con sus estudiantes desarrolla perforaciones de cerca de recuperación de unos 6.000 metros de sedimentos del lago Triásico en Nueva Jersey para comprender la influencia de las variaciones de la órbita de la tierra en el clima tropical, y un análisis detallado de la gran extinción en masa de hace 200 millones de años, que preparó el escenario para el predominio de los dinosaurios que aparecieron poco después. Su novedoso enfoque de utilizar técnicas disponibles para comprender los sistemas biológicos y físicos de la antigua tierra y, en consecuencia, utilizar una amplia gama de disciplinas que incluyen geología estructural, palinología, geoquímica, geofísica y paleontología, es lo que le hace un paleontólogo y profesor único.
sábado, marzo 23, 2019
Iberodactylus, el pterosaurio más grande descubierto en la península Ibérica
El resto fósil que ha permitido describir la nueva especie fue hallado en un yacimiento de la localidad de Obón (unos 100 km al norte de la ciudad de Teruel) y consiste en la parte del morro del animal. Uno de los caracteres anatómicos distintivos de este pterosaurio es su cresta ósea, una protuberancia en la parte superior del cráneo. "La función de esta cresta no está clara, pero probablemente se trate de un carácter de dimorfismo sexual como se observa en otras especies de pterosaurios relacionadas con Iberodactylus", explica Borja Holgado, investigador asociado al ICP que lidera la investigación.
Los restos de pterosaurios son muy escasos en el registro fósil. Sus huesos son frágiles y huecos para facilitar el vuelo de animales tan grandes, y esto disminuye la probabilidad de que fosilicen. El holotipo, es decir el resto fósil que ha servido para describir la nueva especie Iberodactylus andreui, está depositado en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. El nombre específico hace referencia a Javier Andreu, descubridor del fósil.
Iberodactylus andreui era un pterosaurio de gran envergadura, se estima que con las alas extendidas medía unos cuatro metros de punta a punta, más que cualquier ave actual. Es la más grande de las tres especies que se han descrito en la Península Ibérica. Los pterosaurios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló el vuelo activo. La estructura de sus alas era parecida a la de los murciélagos actuales, con una gran membrana sujetada por la extremidad anterior que les permitía propulsarse, pero con la diferencia que estaba sujetada por un dedo hipertrofiado y no por toda la mano como en los murciélagos.
El resto encontrado conserva algunos dientes que han permitido deducir su alimentación. "La premaxila presenta algunas hileras de dientes cónicos que nos indican que se alimentaba de peces", comenta Jose Ignacio Canudo, jefe del grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza. Estudios recientes de las pequeñas abrasiones que dejan los alimentos en los dientes de los pterosaurios han revelado que dentro de este grupo había especies que se alimentaban de peces, mientras que otras cazaban vertebrados terrestres o insectos.
A pesar de que a menudo erróneamente se les llama "dinosaurios voladores", los pterosaurios no son dinosaurios, aunque están emparentados con ellos. Este grupo de reptiles surgió hace unos 228 millones de años, a finales del período Triásico, y dominó los cielos de la era Mesozoica durante más de 160 millones de años, extinguiéndose junto con los dinosaurios no avianos a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. Actualmente se conocen un centenar de especies en todo el mundo que incluyen los animales voladores más grandes de todos los tiempos. Quetzalcoatlus, por ejemplo, se calcula que tenía 11 metros de envergadura, el tamaño de un pequeño avión.
berodactylus estaría emparentado con Hamipterus tianshanensis, una especie del Noroeste de China. Ambas especies han sido incluidas en una misma nueva familia, los Hamipteridae. La investigación también se centra en la evolución y diversificación del linaje Anhangueria, que incluye no sólo los hamiptéridos, sino también otros grandes pterosaurios piscívoros con cresta como Anhanguera piscator o Tropeognathus mesembrinus. El presente trabajo concluye que el origen de este linaje se situaría en las masas de tierra que hoy constituyen Eurasia.
La investigación ha sido publicada en la revista Scientific Reports. Está liderada por Borja Holgado, investigador asociado del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil) conjuntamente con investigadores del Gupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza), el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil) y la Universidad Politécnica de Valencia. Alexander Kellner, participante en la investigación y director del Museu Nacional ha querido puntualizar que “a pesar del terrible incendio que destruyó el edificio principal de nuestra institución, el Museu Nacional vive a través de investigaciones como ésta”.
Imagen principal: Recreación en vida de distintos ejemplares de la nueva especie Iberodactylus andreui (Hugo Salais-López, Metazoa Studio)
Artículo original: Holgado, B., Pêgas, R.V., Canudo, J. I., Fortuny, J., Rodrigues, T., Company, J., Kellner, A. W. A. (2019). On a new crested pterodactyloid from the Early Cretaceous of the Iberian Peninsula and the radiation of the clade Anhangueria. Scientific Reports. DOI: 10.1038/s41598-019-41280-4
El dinosaurio corredor de las montañas: una nueva especie descrita en la Patagonia (Argentina)
La Patagonia argentina es una región que está proporcionando continuamente hallazgos científicos relevantes en el panorama mundial de la paleontología de dinosaurios. En los últimos años, investigadores del Grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza han participado en la descripción de nuevas especies de dinosaurios patagónicos y el último caso es el de Mahuidacursor lipanglef, un nuevo ornitópodo recién publicado en la revista internacional Cretaceous Research. Se trata de un dinosaurio de talla mediana, herbívoro y poco común por sus características anatómicas. Este trabajo está liderado por la Dra. Penélope Cruzado-Caballero, investigadora del CONICET (y Universidad Nacional de Río Negro) de Argentina que realizó su tesis doctoral en la Universidad de Zaragoza, en colaboración con otro integrante actual del Grupo Aragosaurus-IUCA que es José Manuel Gasca, además de otros investigadores argentinos como Nacho Cerda del CONICET-UNRN, Leonardo Filippi del Museo “Argentino Urquiza” de Rincón de los Sauces y Alberto Garrido del Museo Olsacher de Zapala.
En el norte de la Patagonia argentina, en afloramientos cretácicos del entorno de la ciudad de Rincón de los Sauces, provincia de Neuquén, el equipo del Museo “Argentino Urquiza” lleva realizando numerosos descubrimientos paleontológicos en los últimos años. En 2016, durante una salida de campo los técnicos del Museo de Rincón de los Sauces recolectaron unos fragmentos de huesos fósiles al pie de una pequeña loma donde afloran sedimentos de la Formación Bajo de la Carpa, de edad Santoniense (Cretácico Superior). Estos indicios dieron lugar posteriormente a la excavación de un esqueleto de dinosaurio articulado y exquisitamente preservado. Se trata de un esqueleto parcial que conserva vértebras cervicales, dorsales, costillas, cintura escapular y el brazo derecho casi completo. La apariencia general permitió desde un primer momento reconocer el ejemplar como perteneciente a un ornitópodo: un dinosaurio herbívoro, bípedo, de tamaño mediano y de aspecto grácil.
Los dinosaurios ornitópodos no son precisamente los dinosaurios más frecuentes en el registro fósil de Argentina, o al menos hasta ahora, ya que se conoce un mayor número de especies de otros tipos de dinosaurios herbívoros como los grandes saurópodos y también los terópodos (carnívoros) están mejor estudiados. Dentro de los dinosaurios ornitópodos, se conocen algunas especies de hadrosaurios (dinosaurios pico de pato) y también otras forman con características más primitivas y de menor tamaño que comúnmente se denominan “ornitópodos basales”. Dentro de este último grupo las relaciones de parentesco son confusas según el estado de conocimiento actual, ya que estos dinosaurios se parecen mucho entre sí y son sutiles las diferencias anatómicas que los caracterizan, es decir, son lo que se suelen llamarse formas muy conservativas. Sin embargo, descubrimientos recientes están permitiendo identificar la existencia de un grupo de ornitópodos basales que pudieron ser endémicos de Sudamérica (o quizá Gondwana) durante el Cretácico Superior y que comparten unas características anatómicas que son comunes entre sí pero diferenciadoras respecto a otros dinosaurios de parentesco cercano.
Se ha interpretado que este grupo presenta un conjunto de modificaciones (principalmente en extremidades anteriores y posteriores) que pudieron ser biomecánicamente ventajosas a la hora de correr. Es posible que estas cualidades para ser corredores eficientes fueran determinantes para que este grupo de pequeños y medianos dinosaurios herbívoros tuvieran éxito y se diversificaran durante el Cretácico Superior en la región patagónica. Algunas de estas características relacionadas con adaptaciones a la carrera como la morfología especial del húmero se ha podido reconocer en la nueva especie Mahuidacursor lipanglef, cuyo nombre proveniente de la lengua mapuche, literalmente significa “corredor de las montañas” con “brazo ligero”.
La referencia completa del trabajo es:
Cruzado-Caballero, P., Gasca, J.M., Filippi, L.S., Cerda, I., Garrido, A.C. 2019. A new ornithopod dinosaur from the Santonian of Northern Patagonia (Rincón de los Sauces, Argentina). Cretaceous Research, 98, 211-229. DOI: 10.1016/j.cretres.2019.02.014
En el norte de la Patagonia argentina, en afloramientos cretácicos del entorno de la ciudad de Rincón de los Sauces, provincia de Neuquén, el equipo del Museo “Argentino Urquiza” lleva realizando numerosos descubrimientos paleontológicos en los últimos años. En 2016, durante una salida de campo los técnicos del Museo de Rincón de los Sauces recolectaron unos fragmentos de huesos fósiles al pie de una pequeña loma donde afloran sedimentos de la Formación Bajo de la Carpa, de edad Santoniense (Cretácico Superior). Estos indicios dieron lugar posteriormente a la excavación de un esqueleto de dinosaurio articulado y exquisitamente preservado. Se trata de un esqueleto parcial que conserva vértebras cervicales, dorsales, costillas, cintura escapular y el brazo derecho casi completo. La apariencia general permitió desde un primer momento reconocer el ejemplar como perteneciente a un ornitópodo: un dinosaurio herbívoro, bípedo, de tamaño mediano y de aspecto grácil.
Los dinosaurios ornitópodos no son precisamente los dinosaurios más frecuentes en el registro fósil de Argentina, o al menos hasta ahora, ya que se conoce un mayor número de especies de otros tipos de dinosaurios herbívoros como los grandes saurópodos y también los terópodos (carnívoros) están mejor estudiados. Dentro de los dinosaurios ornitópodos, se conocen algunas especies de hadrosaurios (dinosaurios pico de pato) y también otras forman con características más primitivas y de menor tamaño que comúnmente se denominan “ornitópodos basales”. Dentro de este último grupo las relaciones de parentesco son confusas según el estado de conocimiento actual, ya que estos dinosaurios se parecen mucho entre sí y son sutiles las diferencias anatómicas que los caracterizan, es decir, son lo que se suelen llamarse formas muy conservativas. Sin embargo, descubrimientos recientes están permitiendo identificar la existencia de un grupo de ornitópodos basales que pudieron ser endémicos de Sudamérica (o quizá Gondwana) durante el Cretácico Superior y que comparten unas características anatómicas que son comunes entre sí pero diferenciadoras respecto a otros dinosaurios de parentesco cercano.
Se ha interpretado que este grupo presenta un conjunto de modificaciones (principalmente en extremidades anteriores y posteriores) que pudieron ser biomecánicamente ventajosas a la hora de correr. Es posible que estas cualidades para ser corredores eficientes fueran determinantes para que este grupo de pequeños y medianos dinosaurios herbívoros tuvieran éxito y se diversificaran durante el Cretácico Superior en la región patagónica. Algunas de estas características relacionadas con adaptaciones a la carrera como la morfología especial del húmero se ha podido reconocer en la nueva especie Mahuidacursor lipanglef, cuyo nombre proveniente de la lengua mapuche, literalmente significa “corredor de las montañas” con “brazo ligero”.
La referencia completa del trabajo es:
Cruzado-Caballero, P., Gasca, J.M., Filippi, L.S., Cerda, I., Garrido, A.C. 2019. A new ornithopod dinosaur from the Santonian of Northern Patagonia (Rincón de los Sauces, Argentina). Cretaceous Research, 98, 211-229. DOI: 10.1016/j.cretres.2019.02.014
miércoles, marzo 20, 2019
El Antropoceno: ¿tiempo geológico o declaración política?
El Antropoceno es un concepto para expresar que la humanidad está cambiando el funcionamiento de la Tierra
La fuerza del concepto radica en su potencial para influir sobre la opinión pública y legitimar científicamente a las personas preocupadas por el cambio climático y la degradación ambiental. De ello hablará Alejandro Cearreta mañana jueves, 21 de Marzo a las 19 horas, en la Sala Pilar Sinués del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza
A partir de los años 1950 el impacto antrópico se ha convertido en un fenómeno global y acelerado en todo el mundo. La población humana se ha triplicado, y el consumo y la tecnología se han convertido en los factores determinantes de nuestra influencia sobre el medio ambiente. Estos procesos aparecen ya reflejados en el registro geológico en forma de sustancias contaminantes, empobrecimiento de los restos fósiles, velocidad de acumulación de sedimentos, nuevos materiales y tecnofósiles, etc.
El Antropoceno es un concepto muy efectivo para expresar que la humanidad está cambiando el funcionamiento de la Tierra. La fuerza del concepto radica en su potencial para influir sobre la opinión pública y legitimar científicamente a las personas preocupadas por el cambio climático y la degradación ambiental. El concepto desafía el punto de vista tradicional de la Geología que siempre ha mirado hacia el pasado. Tiene la capacidad de convertirse en la unidad más politizada de la Escala del Tiempo Geológico y llevar a la clasificación geológica formal a un terreno desconocido.
ALEJANDRO CEARRETA
Licenciado en Geología por la Universidad del País Vasco UPV/EHU (1983) y doctor en Geología por la University of Exeter, UK (1987). Profesor titular de Micropaleontología en el Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la UPV/EHU y profesor visitante en las universidades de São Paulo (Brasil) y Nacional Autónoma de México.
Responsable del Máster Universitario y del Programa de Doctorado en Cuaternario: Cambios Ambientales y Huella Humana. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española para el Estudio del Cuaternario (AEQUA), miembro del Grupo de Trabajo sobre Antropoceno de la Comisión Internacional de Estratigrafía desde 2010, y evaluador del 5º Informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (2013).
Responsable del Grupo de Investigación Harea-Geología Litoral, y especialista en Cambios en el nivel del mar y Transformación natural y antrópica de la zona costera. Investigador principal de numerosos proyectos de investigación y publicaciones nacionales e internacionales.
Iberodactylus, el pterosaurio más grande descubierto en la península Ibérica
Un equipo internacional liderado por Borja Holgado, investigador asociado al Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) con la participación del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza, ha descrito la nueva especie de reptil volador Iberodactylus andreui. Se trata de un pterosaurio piscívoro de unos 4 metros de envergadura que vivió en la actual provincia de Teruel hace unos 125 millones de años. Es la tercera y más grande especie de este grupo que se describe en la península Ibérica.
El resto fósil que ha permitido describir la nueva especie fue hallado en un yacimiento de la localidad de Obón (unos 100 km al norte de la ciudad de Teruel) y consiste en la parte del morro del animal. Uno de los caracteres anatómicos distintivos de este pterosaurio es su cresta ósea, una protuberancia en la parte superior del cráneo. "La función de esta cresta no está clara, pero probablemente se trate de un carácter de dimorfismo sexual como se observa en otras especies de pterosaurios relacionadas con Iberodactylus", explica Borja Holgado, investigador asociado al ICP que lidera la investigación.
Los restos de pterosaurios son muy escasos en el registro fósil. Sus huesos son frágiles y huecos para facilitar el vuelo de animales tan grandes, y esto disminuye la probabilidad de que fosilicen. El holotipo, es decir el resto fósil que ha servido para describir la nueva especie Iberodactylus andreui, está depositado en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. El nombre específico hace referencia a Javier Andreu, descubridor del fósil.
berodactylus andreui era un pterosaurio de gran envergadura, se estima que con las alas extendidas medía unos cuatro metros de punta a punta, más que cualquier ave actual. Es la más grande de las tres especies que se han descrito en la Península Ibérica. Los pterosaurios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló el vuelo activo. La estructura de sus alas era parecida a la de los murciélagos actuales, con una gran membrana sujetada por la extremidad anterior que les permitía propulsarse, pero con la diferencia que estaba sujetada por un dedo hipertrofiado y no por toda la mano como en los murciélagos.
El resto encontrado conserva algunos dientes que han permitido deducir su alimentación. "La premaxila presenta algunas hileras de dientes cónicos que nos indican que se alimentaba de peces", comenta Jose Ignacio Canudo, jefe del grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza. Estudios recientes de las pequeñas abrasiones que dejan los alimentos en los dientes de los pterosaurios han revelado que dentro de este grupo había especies que se alimentaban de peces, mientras que otras cazaban vertebrados terrestres o insectos.
A pesar de que a menudo erróneamente se les llama "dinosaurios voladores", los pterosaurios no son dinosaurios, aunque están emparentados con ellos. Este grupo de reptiles surgió hace unos 228 millones de años, a finales del período Triásico, y dominó los cielos de la era Mesozoica durante más de 160 millones de años, extinguiéndose junto con los dinosaurios no avianos a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. Actualmente se conocen un centenar de especies en todo el mundo que incluyen los animales voladores más grandes de todos los tiempos. Quetzalcoatlus, por ejemplo, se calcula que tenía 11 metros de envergadura, el tamaño de un pequeño avión.
berodactylus estaría emparentado con Hamipterus tianshanensis, una especie del Noroeste de China. Ambas especies han sido incluidas en una misma nueva familia, los Hamipteridae. La investigación también se centra en la evolución y diversificación del linaje Anhangueria, que incluye no sólo los hamiptéridos, sino también otros grandes pterosaurios piscívoros con cresta como Anhanguera piscator o Tropeognathus mesembrinus. El presente trabajo concluye que el origen de este linaje se situaría en las masas de tierra que hoy constituyen Eurasia.
La investigación ha sido publicada en la revista Scientific Reports. Está liderada por Borja Holgado, investigador asociado del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil) conjuntamente con investigadores del Gupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza), el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil) y la Universidad Politécnica de Valencia. Alexander Kellner, participante en la investigación y director del Museu Nacional ha querido puntualizar que “a pesar del terrible incendio que destruyó el edificio principal de nuestra institución, el Museu Nacional vive a través de investigaciones como ésta”.
Imagen principal: Recreación en vida de distintos ejemplares de la nueva especie Iberodactylus andreui (Hugo Salais-López, Metazoa Studio)
Artículo original: Holgado, B., Pêgas, R.V., Canudo, J. I., Fortuny, J., Rodrigues, T., Company, J., Kellner, A. W. A. (2019). On a new crested pterodactyloid from the Early Cretaceous of the Iberian Peninsula and the radiation of the clade Anhangueria. Scientific Reports. DOI: 10.1038/s41598-019-41280-4
El resto fósil que ha permitido describir la nueva especie fue hallado en un yacimiento de la localidad de Obón (unos 100 km al norte de la ciudad de Teruel) y consiste en la parte del morro del animal. Uno de los caracteres anatómicos distintivos de este pterosaurio es su cresta ósea, una protuberancia en la parte superior del cráneo. "La función de esta cresta no está clara, pero probablemente se trate de un carácter de dimorfismo sexual como se observa en otras especies de pterosaurios relacionadas con Iberodactylus", explica Borja Holgado, investigador asociado al ICP que lidera la investigación.
Los restos de pterosaurios son muy escasos en el registro fósil. Sus huesos son frágiles y huecos para facilitar el vuelo de animales tan grandes, y esto disminuye la probabilidad de que fosilicen. El holotipo, es decir el resto fósil que ha servido para describir la nueva especie Iberodactylus andreui, está depositado en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. El nombre específico hace referencia a Javier Andreu, descubridor del fósil.
berodactylus andreui era un pterosaurio de gran envergadura, se estima que con las alas extendidas medía unos cuatro metros de punta a punta, más que cualquier ave actual. Es la más grande de las tres especies que se han descrito en la Península Ibérica. Los pterosaurios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló el vuelo activo. La estructura de sus alas era parecida a la de los murciélagos actuales, con una gran membrana sujetada por la extremidad anterior que les permitía propulsarse, pero con la diferencia que estaba sujetada por un dedo hipertrofiado y no por toda la mano como en los murciélagos.
El resto encontrado conserva algunos dientes que han permitido deducir su alimentación. "La premaxila presenta algunas hileras de dientes cónicos que nos indican que se alimentaba de peces", comenta Jose Ignacio Canudo, jefe del grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza. Estudios recientes de las pequeñas abrasiones que dejan los alimentos en los dientes de los pterosaurios han revelado que dentro de este grupo había especies que se alimentaban de peces, mientras que otras cazaban vertebrados terrestres o insectos.
A pesar de que a menudo erróneamente se les llama "dinosaurios voladores", los pterosaurios no son dinosaurios, aunque están emparentados con ellos. Este grupo de reptiles surgió hace unos 228 millones de años, a finales del período Triásico, y dominó los cielos de la era Mesozoica durante más de 160 millones de años, extinguiéndose junto con los dinosaurios no avianos a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. Actualmente se conocen un centenar de especies en todo el mundo que incluyen los animales voladores más grandes de todos los tiempos. Quetzalcoatlus, por ejemplo, se calcula que tenía 11 metros de envergadura, el tamaño de un pequeño avión.
berodactylus estaría emparentado con Hamipterus tianshanensis, una especie del Noroeste de China. Ambas especies han sido incluidas en una misma nueva familia, los Hamipteridae. La investigación también se centra en la evolución y diversificación del linaje Anhangueria, que incluye no sólo los hamiptéridos, sino también otros grandes pterosaurios piscívoros con cresta como Anhanguera piscator o Tropeognathus mesembrinus. El presente trabajo concluye que el origen de este linaje se situaría en las masas de tierra que hoy constituyen Eurasia.
La investigación ha sido publicada en la revista Scientific Reports. Está liderada por Borja Holgado, investigador asociado del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil) conjuntamente con investigadores del Gupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza), el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil) y la Universidad Politécnica de Valencia. Alexander Kellner, participante en la investigación y director del Museu Nacional ha querido puntualizar que “a pesar del terrible incendio que destruyó el edificio principal de nuestra institución, el Museu Nacional vive a través de investigaciones como ésta”.
Imagen principal: Recreación en vida de distintos ejemplares de la nueva especie Iberodactylus andreui (Hugo Salais-López, Metazoa Studio)
Artículo original: Holgado, B., Pêgas, R.V., Canudo, J. I., Fortuny, J., Rodrigues, T., Company, J., Kellner, A. W. A. (2019). On a new crested pterodactyloid from the Early Cretaceous of the Iberian Peninsula and the radiation of the clade Anhangueria. Scientific Reports. DOI: 10.1038/s41598-019-41280-4
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