El pasado sábado día 5 de febrero a las 10,23 horas se realizó un intento de “suicidio homeopático” colectivo frente a la Facultad de Medicina para protestar por la enseñanza de la homeopatía, por la concesión de una cátedra de homeopatía y por la presencia de una estatua del S. Hahnemann, fundador de esta pseudociencia, en el campus de la Universidad de Zaragoza.
Un grupo constituido por una veintena de alumnos y profesores, pertenecientes a las organizaciones racionalistas Círculo escéptico y Alternativa Racional a las Pseudociencias, intentaron “suicidarse” tomando una sobredosis homeopática del medicamento Sedatif PC de los laboratorios Boiron, ingirieron cada uno 40 comprimidos y no sintieron ni el más mínimo malestar.
El acto de protesta de Zaragoza se ha hecho coincidir con el organizado a escala internacional en muchas ciudades de al menos 10 países y en bastantes españolas: Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, etc. La convocatoria ha sido una iniciativa de la Sociedad Escéptica de Merseyside del Reino Unido. Estos actos se realizan para demostrar que los medicamentos homeopáticos ni curan ni producen ningún efecto más allá del placebo.
El acto se denomina 1023 en referencia al número de Avogadro, ya que los medicamentos homeopáticos están basados en diluir una sustancia supuestamente curativa, que podría ser venenosa, tantas veces que al final prácticamente no queda nada del principio activo, como demuestra el número de Avogadro. Pero según los homeópatas el agua guarda la memoria de lo que en su día contuvo y sus efectos aumentan cuanto más se diluye. Las pastillas son un excipiente de lactosa, sacarosa y estearato de magnesio impregnadas con el agua, que solo guarda la “memoria” del principio activo.
Se trata de una pseudociencia con dos siglos de antigüedad que aún no ha demostrado tener fundamento científico, por lo que tratan de infiltrarse en la universidad para conseguir el prestigio de la medicina científica. Zaragoza era una de las convocatorias más relevantes dado la reciente creación de una Cátedra de homeopatía, subvencionada por los laboratorios Boiron.
Los “suicidas” consideran que la universidad no es el lugar adecuado para la difusión de pseudociencias, que pueden tener como consecuencia, que los pacientes creyentes en la homeopatía abandonen el tratamiento de la medicina científica y peligre su vida. El “suicidio homeopático” ha demostrado que estos medicamentos no contienen ningún principio activo y el profesor Eustoquio Molina que participó en el acto ha vivido para contarlo.