viernes, mayo 11, 2012

Tras las huellas de los dinosaurios





La revista conCiencias se trata de una publicación de divulgación científica de la Facultad de Ciencias de la Universidad. Se puede descargar gratis en pdf. Hay artículos científicos de todas las ramas y de muy variadas orientaciones. Vale la perder un tiempo en ver las contribuciones. Acaba de publicarse el número 9 donde nuestro aragosaurero José Ignacio Canudo hace un artículo de divulgación sobre sus andanzas buscando dinosaurios en la Patagonia argentina. Os adjuntamos algunos párrafos, y el enlace al pdf

En Enero comienza una rutina que llevo desarrollando desde el 2004, se trata de la preparación de la campaña anual de prospecciones y excavaciones paleontológicas en la Patagonia. El grupo de investigación Aragosaurus-IUCA en colaboración con varias instituciones argentinas viene desarrollando trabajos prospección y excavación paleontológica en el norte de Patagonia. El objetivo es descubrir y estudiar nuevos yacimientos de vertebrados fósiles, especialmente de dinosaurios, en el contexto de un ambicioso proyecto que luego contaré.

La imagen del investigador con una bata en un laboratorio es un arquetipo que no sirve para los paleontólogos que desarrollamos trabajo de campo en el desierto patagónico. Los fósiles se encuentran en los estratos, y para obtener la información que encierran es necesario adquirir los datos en el campo. El norte de la Patagonia (provincias de Neuquén y Río Negro) es una tierra dura, despoblada y desértica, pero tiene una ventaja para el geólogo, los estratos están bien expuestos y se puede estudiar bien la litología y encontrar con facilidad los fósiles que contienen.

La posición donde se sitúan los pozos petrolíferos es el resultado de complicados estudios del subsuelo hechos con simulaciones por ordenador, por esa razón cuando se decide situar un pozo en un punto, si hay un relieve simplemente se desmonta con maquinaria pesada, pero no se cambia la ubicación de la perforación. La historia del descubrimiento de Petrobrasaurus comenzó en Septiembre del 2004 cuando se iniciaron las obras de desmonte de una colina para colocar el equipo de bombeo del pozo PH-1597 por parte de la empresa brasileña Petrobras. Esta compañía tenía un convenio con el Museo de Rincón, de manera, que un equipo de paleontólogos seguía a pie de excavadora los desmontes de terreno. Gracias a este seguimiento se localizaron las primeras vértebras de nuestro dinosaurio. Se encontraron en unas arcillas rojas depositadas en las orillas de un antiguo río del Santoniense, de hace unos 85 millones de años (Cretácico Superior).

 Algunos de los huesos quedaron destruidos por una gran topadora, pero en el momento que se constato el descubrimiento se pararon las obras de desmote. En este punto, el papel de la empresa fue de un gran compromiso al trasladar la posición del pozo petrolífero unos 30 metros, de manera que quedará el yacimiento con los fósiles sin alterar. ¡Qué envidia, y cuanto tendrían que aprender las empresas que explotan el carbón en Teruel! Cuantos huesos de dinosaurios aragoneses terminan en las escombreras o en la central térmica… pero esto es otra historia.

Continúa en el Pdf

La foto es de Iñako

jueves, mayo 10, 2012

Sobre la longitud del pulgar de los primates

El American Journal of Physical Anthropology publica esta semana en su edición online el trabajo «The Thumb of Miocene Apes: New Insights From Castell de Barberà (Spain)», que firman tres investigadores del ICP y que muestra que las proporciones de la mano humana, especialmente en cuanto a su largo pulgar, son más similares a las proporciones de los simios fósiles que a las de los grandes simios actuales. Los chimpancés, gorilas y orangutanes presentan una mano alargada con un pulgar corto, ya que están adaptados a suspenderse bajo las ramas. Os adjuntamos la nota de prensa que ha preparado el ICP sobre el tema.

A partir de nuevos restos del pulgar de un simio fósil del yacimiento de Castell de Barberà (Barberà del Vallès, Barcelona), los investigadores del ICP Sergio Almécija -actualmente en el Museo Americano de Historia Natural- David M. Alba y Salvador Moyà-Solà publican una investigación que compara la morfología de la mano de los humanos con la de los grandes simios actuales, así como también con la de diferentes especies de simios fósiles. El trabajo que se publica esta semana en la edición online del American Journal of Physical Anthropology se centra en el dedo pulgar, y concluye que el hecho de tener una mano ligeramente corta con un pulgar relativamente largo es una característica primitiva que ya estaba presente en los simios fósiles.

Así pues, el hecho de tener un pulgar largo no estaría directamente relacionado con la evolución de una motricidad fina de las manos, como la que caracteriza a los humanos, sino a la capacidad de los simios fósiles de poder agarrarse a las ramas de los árboles de forma segura mientras caminaban por encima suyo. No fue hasta más tarde que los simios desarrollaron adaptaciones para la ortogradía, la posición erecta del tronco, que permitió a algunos simios desplazarse colgándose de las ramas de los árboles (desarrollando manos largas con pulgares cortos) y a los ancestros de los humanos desarrollar el bipedismo. Gracias al hecho de caminar sobre las extremidades inferiores, las manos fueron liberadas en cuanto a la locomoción, y los humanos hemos podido sacar el máximo provecho del pulgar para manipular objetos.

En general, los primates presentan unas manos a caballo entre adaptaciones basadas en la locomoción y las basadas en la manipulación.

En algunos casos, el pulgar no juega un papel importante en los desplazamientos, pero siempre tiene un papel destacado en las actividades de manipulación. Esto hizo pensar durante mucho tiempo que el largo pulgar de los humanos era una adaptación evolutiva ligada a nuestra capacidad de hacer cosas con las manos. Este estudio, sin embargo, muestra que tener un pulgar largo es una condición primitiva, ya presente en los simios fósiles del Mioceno (los primeros homínidos) hace entre 13 y 10 millones de años, que tenían un pulgar relativamente largo, como los humanos. En cambio, parece ser que los simios actuales (que son más grandes que los fósiles) son los que han evolucionado más en este respecto, alargando la mano y reduciendo la longitud del pulgar para poder suspenderse bajo las ramas.

+ info Almécija, S., Alba, D.M. & Moyà-Solà, S. (pubished online, 2012). The Thumb of Miocene Apes: New Insights From Castell de Barbera' (Catalonia, Spain). American Journal of Physical Anthropology.

+ info Sobre Castell de Barberà y ortros hallazgos fósiles

miércoles, mayo 09, 2012

Piercing mioceno

Nuestro colega Jordi de Gibert acaba de publicar una interesante reseña en el blog Paleobiologia del Neogen Meditarrani sobre el descubrimiento de bioerosión en la bulla timpánica de un cetáceo del Mioceno Medio de Tarragona. Esta investigación acaba de publicarse en la revista Paleo 3. Os adjuntamos una parte de la nota, y os animamos a leerla por completo.

En esta publicación estudian en detalle la bioerosión presente en la bulla timpánica de un fósil de cetáceo del Serravaliense de Tarragona. Recientemente se publico un trabajo en Geobios sobre la Tafonomía de este individuo. Nuestros colegas concluyen que se trataba del cadáver de un cetáceo juvenil de atribución taxonómica incierta que se acumuló en un fondo tranquilo donde fue posiblemente desarticulado por la actividad de carroñeros (tiburones y otros peces) y/o suaves corrientes.

La nueva investigación estudia tres perforaciones presentes en la bulla timpánica.  Su morfología permite incluilas icnogénero Gastrochaenolites en base a su forma de porra o pera con un cuello apertural que se abre en una cámara de sección circular. Los productores más probables de estas cavidades son bivalvos pholádidos que se beneficiaron de la presencia de los restos óseos en el fondo marino limoso para colonizarlos.

Además en la publicación se revisa la bioerosión de huesos en medios marinos  Esta revisión les ha identificar 6 grandes grupos de trazas fósiles de bioerosión marinas sobre hueso:

1) Microbioerosión producida por microorganismos (hongos, bacterias y algas) en la parte más superficial del hueso.
2) Trazas de vertebrados depredadores o carroñeros que se alimentan de los tejidos blandos adheridos al hueso. Incluyen sobre todo marcas de mordiscos.
3) Trazas de cangrejos osteófagos similares a las producidas hoy en día por los cangrejos Tanner.
4) Perforaciones de gusanos realizadas o bien para alimentarse del contenido nutritivo de los huesos o simplemente como refugios.
5) Perforaciones de bivalvos producidas por pholadidos y quizás otros grupos.
6) Trazas de invertebrados herbívoros (erizos de mar, gasterópodos o poliplacóforos) que raspan la cubierta algal de los huesos en el fondo creando grabados característicos en estos.

La referencia completa es: Belaústegui, Z., Gibert; J.M. de, Domènech, R., Muñiz, F. and Martinell, J. 2012. Clavate borings in a Miocene cetacean skeleton from Tarragona (NE Spain) and the fossil record of marine bone bioerosion. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 323–325, 68–74.

lunes, mayo 07, 2012

La agricultura llego más tarde al norte de España. Evidencias de los roedores

Acaba de publicarse el libro  “El Mirón Cave, Cantabrian Spain” editado por Lawrence Guy Straus (Universidad de New Mexico) y Manuel R. González Morales (Universidad de Cantabria). Los aragosaureros hemos escrito un artículos sobre el registro de micromamíferos del Holoceno y las implicaciones climáticas que tiene en la evolución del clima del Holoceno de Cantabria. Gloria Cuenca participa desde 2001 en el equipo de investigación de la Cueva del Mirón, y está fue una de sus primeras aportaciones.

La cueva del Mirón está situada en las proximidades de Ramales de la Victoria en el valle del Río Asón, en Cantabria. Es una cavidad cuya boca tiene unos 20 metros de altura, y un desarrollo de unos 130m. Forma parte del sistema cárstico del Monte Pando, con las conocidas cuevas de La Cullalvera, La Luz, El Horno, La Haza, y Covalanas, éstas dos últimas famosas por sus pinturas rupestres de “perfilados con puntos rojos”.

La entrada está orientada a poniente, y durante el último máximo glacial, hace unos 17.000 años, al inicio del Magdaleniense, estaba a unos 27 Km. de la paleo-costa. Su posición, orientación y amplitud han atraído a los seres humanos, que han ido ocupándola al menos desde el Musteriense (41.000 años antes del presente) hasta nuestros días.

La cueva fue descubierta a comienzos del siglo XX, aunque la excavación sistemática comenzó en 1996. Desde entonces, un equipo de unas 15-25 personas excava, durante los dos meses de la campaña de campo, en cuatro zonas distintas de la Cueva del Mirón: la Cabaña (Cabin), la Trinchera, el Corral del gran vestíbulo soleado del Mirón y la Rampa, una pendiente erosional que sube hacia la parte interior y oscura de la cueva.



El trabajo que hemos publicado estudia la asociación de microvertebrados del Holoceno nivel por nivel, lo permite tener una información detallada de como ha evolucionado el clima en esta parte de Cantabria durante el Holoceno. Solo vamos a apuntar algunos aspectos interesantes, porque recomendamos leer el trabajo que tiene mucha información. En primer lugar se demuestra que las variaciones en las asociaciones de los microvertebrados son el resultado de los cambios climáticos regionales y por tanto son una herramienta para reconstrucción del clima. En segundo lugar la ocupación humana de la cueva del Mirón era esporádica. La gran abundancia de micromamíferos, resultado de la predación de rapaces, es incompatible con la presencia humana. En tercer lugar, la presencia de los múridos modernos (ratones) en la región Cantábrica en una edad más moderna que en el sur de España, posiblemente está relacionada con un llegada más tardía de la agricultura al norte de España. No hay que olvidar que la dispersión, como comensalista de los humanos, se ha relacionado con la expansión de la agricultura.

En fin mucho más en el peiper.La referencia completa es: Cuenca-Bescós, G. & García Pimienta, J.C. 2012. Holocone biostratigraphy and climatic change in Cantabria. En: El Mirón Cave, Cantabrian, Spain, The site and its holocene archaeological record. Straus, L.G. & González Morales, M.R. (eds.), 205-241.