Un buen amigo de Aragosaurus Josep Marmi junto al ICP ha niniciado un
proyecto de micromecenazgo para publicar el libro “Un passeig per la
història de la biosfera”. Es una obra de divulgación científica en
catalán que describe la historia de la Tierra y de sus habitantes desde
sus orígenes, hace unos 4.600 millones de años.
La obra
consta de 250 páginas repartidas en 19 capítulos donde se explica de
forma muy clara la historia de la vida y su motor, la evolución. Desde
disciplinas tan diversas como la paleontología, la biología evolutiva,
la biología del desarrollo, la geología, la ecología o la
paleoclimatología, Un passeig per la història de la biosfera os propone
un viaje a lo largo del tiempo para entender los orígenes de los seres
unicelulares, de las plantas, los animales invertebrados y vertebrados y
de los ecosistemas que han formado parte, donde el lector descubrirá
los efectos de la variabilidad genética y el ambiente sobre la
supervivencia, adaptación y extinción de las especies.
Un passeig
per la història de la biosfera, habla de dinosaurios y mamíferos
gigantescos, como los mamuts que habitaron el planeta hasta hace pocos
miles de años, pero también nos habla de las formas de vida más pequeñas
, como los minúsculos cianobacterias, o de las plantas que tuvieron, y
aún tienen, un papel protagonista modificando la química atmosférica o
dando cobijo a los animales, haciéndonos la vida más fácil a la hostil
medio terrestre.
Toda la información y como ayudar en Verkami
Suerte Josep
jueves, julio 18, 2013
miércoles, julio 17, 2013
Las viejas glorias dinosaurianas otra vez en la escena
Esta semana está siendo un auténtico revival de viejas estrellas en
cuanto a Dinosaurios se refiere. Como si se tratara de una peli de
Quentin Tarantino, dos artículos sobre dos de los dinosaurios más
famosos del mundo han devuelto a sus protagonistas al viejo esplendor
que tuvieron hace unos años, y que había ido perdiendo lustre según se
afinaba nuestra visión del mundo de los dinosaurios.
En primer lugar, ¡El rey vive! Tyrannosaurus rex, que durante años fue considerado como la máxima expresión del cazador en la historia de la tierra, desde mediados de los noventa del siglo pasado la hipótesis (mucho menos sexy) de que en realidad era un carroñero había ido cobrando fuerza (Ver por ejemplo Erikson et al1996 o Ruxton 2003). Sin embargo, Depalma y colaboradores han presentado la evidencia definitiva de que, por lo menos ocasionalmente, T. rex cazaba presas vivas. Estos investigadores han documentado el hallazgo de un diente de T. rex clavado en unas vértebras de hadrosaurio. Y no sólo eso, sino que además las vértebras presentan recrecimiento óseo entorno al diente lo que es evidencia directa de que el mordisco sucedió en vida del hadrosaurio y que este sobrevivió al ataque el tiempo suficiente como para recobrarse de las heridas. Conclusión: el Tyrannosaurus, aunque a veces fallara, era un depredador con todas las de la ley. Nunca una derrota en una batalla había sido tan útil para ganar una guerra.
El segundo protagonista es Pachycephalosaurus. Estos pequeños dinosaurios herbívoros presentan unos cráneos abultados en su forma adulta, que en un principio apuntaban a que estos dinosaurios utilizaban sus testas para pelear, probablemente entre individuos de la misma especie, como hacen hoy en día muchos herbívoros como los ciervos y las cabras (Galton 1970). Sin embargo, estudios de la última década habían puesto en tela de juicio esta hipótesis, sugiriendo que estas estructuras presentaban gran variabilidad y en ocasiones delicadeza, y que era muy improbable que fueran útiles como armas, cumpliendo mejor funciones de exhibición (Goodwin & Horner, 2004). Pero la revista PlosOne publica un artículo de Peterson y colaboradores en el que realizan un intensivo muestreo sobre las docenas de cráneos de pachycephalosaurios que se conocen (estos densos huesos fosilizan especialmente bien), y llegan a la conclusión que un gran porcentaje de estos cráneos presenta lesiones en la zona frontal, justo lo que cabría esperar en una estructura diseñada para el combate. Así que, confirmado, estos cabezones del Cretácico eran más peligrosos que hermosos.
Es curioso como dos controversias tan distintas han sido solucionadas gracias al estudio de paleopatologías, una disciplina muy de moda.
Referencias:
Erickson GM, et al. (1996) Bite-force estimation for Tyrannosaurus rex from toothmarked bones. Nature 382:706–708.
Ruxton GD, Houston DC (2003) Could Tyrannosaurus rex have been a scavenger rather than a predator? An energetics approach. Proc Biol Sci 270(1516):731–733.
Robert A. DePalma II, David A. Burnham, Larry D. Martin, Bruce M. Rothschild, and Peter L. Larson. 2013. Physical evidence of predatory behavior in Tyrannosaurus rex PNAS 2013 ; published ahead of print July 15, 2013,
Goodwin MB, Horner JR (2004) Cranial histology of pachycephalosaurs (Ornithischia: Marginocephalia) reveals transitory structures inconsistent with head-butting behavior. Paleobiology 30: 253–267. doi:
Galton PM (1970) Pachycephalosaurids – Dinosaurian Battering Rams. Discovery 6: 23–32.
Peterson JE, Dischler C, Longrich NR (2013) Distributions of Cranial Pathologies Provide Evidence for Head-Butting in Dome-Headed Dinosaurs (Pachycephalosauridae). PLoS ONE 8(7): e68620.
En primer lugar, ¡El rey vive! Tyrannosaurus rex, que durante años fue considerado como la máxima expresión del cazador en la historia de la tierra, desde mediados de los noventa del siglo pasado la hipótesis (mucho menos sexy) de que en realidad era un carroñero había ido cobrando fuerza (Ver por ejemplo Erikson et al1996 o Ruxton 2003). Sin embargo, Depalma y colaboradores han presentado la evidencia definitiva de que, por lo menos ocasionalmente, T. rex cazaba presas vivas. Estos investigadores han documentado el hallazgo de un diente de T. rex clavado en unas vértebras de hadrosaurio. Y no sólo eso, sino que además las vértebras presentan recrecimiento óseo entorno al diente lo que es evidencia directa de que el mordisco sucedió en vida del hadrosaurio y que este sobrevivió al ataque el tiempo suficiente como para recobrarse de las heridas. Conclusión: el Tyrannosaurus, aunque a veces fallara, era un depredador con todas las de la ley. Nunca una derrota en una batalla había sido tan útil para ganar una guerra.
El segundo protagonista es Pachycephalosaurus. Estos pequeños dinosaurios herbívoros presentan unos cráneos abultados en su forma adulta, que en un principio apuntaban a que estos dinosaurios utilizaban sus testas para pelear, probablemente entre individuos de la misma especie, como hacen hoy en día muchos herbívoros como los ciervos y las cabras (Galton 1970). Sin embargo, estudios de la última década habían puesto en tela de juicio esta hipótesis, sugiriendo que estas estructuras presentaban gran variabilidad y en ocasiones delicadeza, y que era muy improbable que fueran útiles como armas, cumpliendo mejor funciones de exhibición (Goodwin & Horner, 2004). Pero la revista PlosOne publica un artículo de Peterson y colaboradores en el que realizan un intensivo muestreo sobre las docenas de cráneos de pachycephalosaurios que se conocen (estos densos huesos fosilizan especialmente bien), y llegan a la conclusión que un gran porcentaje de estos cráneos presenta lesiones en la zona frontal, justo lo que cabría esperar en una estructura diseñada para el combate. Así que, confirmado, estos cabezones del Cretácico eran más peligrosos que hermosos.
Es curioso como dos controversias tan distintas han sido solucionadas gracias al estudio de paleopatologías, una disciplina muy de moda.
Referencias:
Erickson GM, et al. (1996) Bite-force estimation for Tyrannosaurus rex from toothmarked bones. Nature 382:706–708.
Ruxton GD, Houston DC (2003) Could Tyrannosaurus rex have been a scavenger rather than a predator? An energetics approach. Proc Biol Sci 270(1516):731–733.
Robert A. DePalma II, David A. Burnham, Larry D. Martin, Bruce M. Rothschild, and Peter L. Larson. 2013. Physical evidence of predatory behavior in Tyrannosaurus rex PNAS 2013 ; published ahead of print July 15, 2013,
Goodwin MB, Horner JR (2004) Cranial histology of pachycephalosaurs (Ornithischia: Marginocephalia) reveals transitory structures inconsistent with head-butting behavior. Paleobiology 30: 253–267. doi:
Galton PM (1970) Pachycephalosaurids – Dinosaurian Battering Rams. Discovery 6: 23–32.
Peterson JE, Dischler C, Longrich NR (2013) Distributions of Cranial Pathologies Provide Evidence for Head-Butting in Dome-Headed Dinosaurs (Pachycephalosauridae). PLoS ONE 8(7): e68620.
martes, julio 16, 2013
V Concurso de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2013
Nos ha llegado una nota de prensa de la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León con el resultado del V Concurso de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2013. Os la adjuntamos.
El español , Miguel Ángel Amorín Fernández con su ilustración “Skorpiovenator bustingorryi” (Ilustración), se ha alzado con el primer premio de este concurso que cuenta con la colaboración del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes . El segundo premio ha recaído en el ucraniano Sergey Krasovskiy con la obra “Morning in the Chinese foresty” y el tercero ha sido para la argentina Martina Chanelli con la ilustración realizada en acrílico y lápiz “Cuidados parentales”.
La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León, dentro de su programa de actividades de divulgación del patrimonio paleontológico de dinosaurios para el 2013, ha organizado el V Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas sobre dinosaurios.
A esta quinta edición se han presentado un total de 159 ilustraciones de paleoilustradores de diferentes partes del mundo. 12 han sido los países participantes, lo que supone que este concurso se ha consolidado como un referente dentro del mundo de la paleoilustración a nivel mundial. Cabe destacar que este año se ha batido record en cuanto al número de artistas, con un total de 90 paleoilustradores distintos.
El jurado del V Concurso de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2013, ha estado formado por algunos de los mejores paleoilustradores del mundo. El paleoilustrador inglés John Sibbick,; el argentino Carlos Papolio, el francés Alain Beneteau, y el español Raúl Martín; como paleontólogos este año han participado, Xabier Pereda Suberbiola, paleontólogo y Profesor de Paleontología del País Vasco, Luis Alcalá, Director Gerente de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel. Dinópolis y Fidel Torcida Fernández-Báldor, Director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. En esta edición la empresa Hernáiz Muelas S.A. de Burgos y la riojana Proviser Ibérica S. L. han financiado dos de los premios. El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios. Las ilustraciones pueden representar reconstrucciones de los animales en vida, en su medio o de los fósiles originales.
El concurso ha merecido la atención de grandes paleoilustradores profesionales de varios países, que desarrollan técnicas diversas y aplican distintos criterios estéticos para plasmar el conocimiento científico en sus ilustraciones.
En cuanto a las técnicas, se han recibido ilustraciones de todo tipo, desde las tradicionales hechas a mano, utilizando lápiz y coloreándolas a mano, hasta las pintadas digitalmente con programas de imagen. También se reciben ilustraciones en 3D realizadas íntegramente por ordenador. Todas las ilustraciones presentadas serán expuestas en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.
Se ofertará esta exposición a diferentes instituciones paleontológicas, Museos y salas de exposiciones.
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