miércoles, mayo 20, 2020

Un dinosaurio cojo hace 150 millones de años

El estudio de las patologías (enfermedades y dolencias) de los animales del pasado es una ventana abierta para conocer el comportamiento y la biología de organismos que vivieron hace muchos millones de años. Estudiando, por ejemplo, las fracturas que se observan en los huesos fósiles de dinosaurios podemos saber si estas fueron causadas por golpes fortuitos (a consecuencia de interacciones ambientales) o debidas a comportamientos intraespecíficos (como luchas en épocas de apareamiento). En función del estado de curación de dichas fracturas, se puede inferir si los individuos fueron capaces de sobrevivir a ellas y cómo les afectaban en su día a día. Lo mismo sucede con el estudio de otros tipos de patologías debidas a enfermedades o a problemas metabólicos cuya evidencia queda reflejada en los fósiles.

Con este objetivo en mente se abordó el estudio de los restos fósiles del dinosaurio Othnielosaurus, concretamente los huesos (falanges) de su pie, ya que presentaban características que hacían pensar en la presencia de patologías. Othnielosaurus es un pequeño dinosaurio bípedo que vivió a finales del Jurásico (hace unos 150 millones de años) en lo que hoy es Norteamérica. De menos de 2 metros de longitud y con una masa corporal estimada en unos 15 kg, Othnielosaurus tenía hábitos vegetarianos. Los especialistas en dinosaurios lo clasifican dentro del grupo de los ornitisquios, pudiendo estar emparentado con los ornitópodos.

La investigación fue realizada por un equipo multidisciplinar liderado por la Dra. Penélope Cruzado Caballero y compuesto por integrantes de equipos de tres países: Argentina (Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional de Río Negro, UNRN)), España (Grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza y Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea) y Estados Unidos (Carnegie Museum de Historia Natural y la Western Interior Paleontological Society).

Entre los principales resultados, se descubrió que Othnielosaurus presentaba tres tipos de patologías en su pie izquierdo: una forma de artritis cuyo origen pudo ser metabólico y dos tipos de fracturas (denominadas fractura de impacto y fractura de pilón), que pudieron ser debidas a al menos dos accidentes ocurridos a lo largo de la vida de este individuo. Ambas fracturas fueron probablemente bastante dolorosas y redujeron en cierto grado la actividad del animal. Se observa que las fracturas presentan cierto grado de curación, por lo que se puede pensar que Othnielosaurus sobrevivió con ellas durante un tiempo, aunque eso implicó dificultades para caminar y posiblemente le provocó una cojera. Su supervivencia no debió durar mucho tiempo, ya que la fractura de impacto no está totalmente curada.

El estudio muestra que la presencia de patologías en los pies de dinosaurios y otros vertebrados terrestres del pasado pudo condicionar la vida cotidiana de estos animales. En el caso concreto de Othnielosaurus, se considera que las patologías observadas en este individuo dificultaron sus desplazamientos y le limitaron a la hora de obtener alimentos, lo que pudo debilitarlo y convertirlo en una presa fácil para los depredadores. La cojera y la malnutrición pudieron ser las causas últimas que llevaron a este individuo de Othnielosaurus a un desenlace fatal.


La noticia también se puede leer en:


https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-dinosaurio-que-cojeaba-hace-150-millones-de-anos

Un video del animal en: https://www.youtube.com/watch?v=qTNXsuE3K34
Reconstrucción de dos ejemplares de Othnielosaurus en su entorno en lo que hoy es América del Norte. Uno de ellos presenta una cojera debido a varias patologías que sufría en su pie izquierdo. / José Antonio Peñas (SINC)

domingo, mayo 17, 2020

Sobre el clima del Cretácico Inferior del sur de Aragón

 Los aragosaureros estamos que no paramos a pesar del internado que estamos soportando. La actividad científica no para y acabamos de publicar un artículo en la prestigiosa revista Applied Clay Science liderado por Alfonso Yuste sobre unas bauxitas de Teruel del Albiense  y la información climática que nos ofrece estas bauxitas. Ya os adelantamos que los dinosaurios que vivían entonces tenían un clima bastante más cálido y lluvioso.

El depósito de bauxitas estudiadas se encuentran en La Ginebrosa (Cuenca del Maestrazgo, Teruel). Forman rellenos kársticos de cierta potencia formados en el Cretácico inferior, hace unos 128 millones de años. Las bauxitas son un tipo de roca particular formada por meteoritización química y que ofrece información paleoclimática al ser típica de regiones tropicales o subtropicales que hoy no es precisamente Teruel. Estas bauxitas kársticas están formadas por concreciones subesféricas llamadas pisolitos. En cuanto a su mineralogía están formadas por caolinita, gibbsita y boehmita (fases ricas en aluminio). Esta composición mineralógica indica que se formaron durante unas condiciones de meteorización química relativamente intensa que se desarrolló en un clima húmedo y cálido. 

Pero el estudio no finaliza en estas bauxitas, ya que estratigraficamente por encima (es decir más modernos) se encuentra una sucesión de arcillas caoliniferas de la Fm. Escucha (Albiense) que incluyen, a techo, un nivel con nódulos carbonatados. Estas rocas tendrían unos 110 millones de años.  Este nivel de nódulos carbonatados Escucha también conserva un evento de meteorización química aunque menos intenso que el que originó las bauxitas. 


Los procesos de meteorización produjeron el lavado de elementos traza, tales como los de tierras raras o REE. Hacemos un paréntesis para indicar que es el nombre que se usa para 17 elementos químicos raros en la corteza terrestre con denominaciones poco conocidas como europio, erbio, torbio. Sin embargo algunos de estos elementos son estratégicos en el mundo moderno por su uso en electrónico. La distribución de estos elementos de interés estratégico está asociada a la presencia de fosfatos de la serie goyazita-crandallita. Los mayores contenidos en tierras raras están en los niveles arcillosos que recubren la bauxita, por lo que los niveles que han sufrido condiciones de meteorización menos avanzadas tienen mayor potencial como fuente de estos elementos estratégicos.

La referencia completa en:
Palaeoweathering events recorded on siliciclastic continental deposits (Albian, Lower Cretaceous) in NE Spain. Alfonso Yuste, Ivo Camacho, Blanca Bauluz, María José Mayayo, Elisa Laita.  Applied Clay Science (2020). https://doi.org/10.1016/j.clay.2020.105598