jueves, junio 17, 2021

Un nuevo plesiosaurio Portugués es el más antiguo y completo de la Península Ibérica


Se ha descubierto una nueva especie de plesiosaurio que vivió hace unos 195 millones de años en la región de São Pedro de Moel, en el litoral Portugués. Este nuevo plesiosaurio sería el más completo y antiguo de la Península Ibérica ya que proviene de rocas del inicio del Periodo Jurásico, un intervalo temporal del que casi no hay registro de este tipo de animales en la Península.

Los plesiosaurios eran reptiles marinos de la Era de los Dinosaurios, por lo tanto, tenían que salir a la superficie para respirar. Además, poseían extremidades que evolucionaron en aletas y cuellos generalmente largos que recuerdan al mítico “Monstruo del Lago Ness”.


 

Esta nueva especie se ha denominado Plesiopharos moelensis, que significa “el plesiosaurio cercano al faro de [São Pedro] de Moel”, dada su proximidad al gran faro situado sobre los acantilados calcáreos de dicha localidad. Este fósil, que consiste en un esqueleto parcial compuesto por parte de las aletas derechas, vértebras dorsales y cervicales, costillas y parte de la cintura pélvica, pronto será el centro de una exposición temporal en el Dino Parque de Lourinhã (Portugal). 

Los fósiles fueron encontrados por dos coleccionistas, Victor Teixeira y António Domingos, y fueron donados al Museo de Lourinhã y preparados en el Dino Parque de la misma localidad. El buen ejemplo que dieron estos dos aficionados a la paleontología con la donación de este material, es aún más significativo dado que la costa portuguesa sufre cada vez más expolio y  recolección descontrolada de fósiles que amenaza la preservación del patrimonio paleontológico del país.


El autor principal de esta investigación internacional y miembro del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza, Eduardo Puértolas Pascual, ha realizado este estudio como parte de su trabajo postdoctoral en la la Universidade Nova de Lisboa. Además, también han participado investigadores de otras instituciones de Portugal, Alemania y Estados Unidos.

El nuevo hallazgo se publicó en la prestigiosa revista Acta Palaeontologica Polonica, y puede consultarse de manera gratuita en el siguiente enlace (http://www.app.pan.pl/article/item/app008152020.html).

Reconstrucción de Plesiopharos moelensis. Imagen: crédito Simão Mateus


miércoles, junio 16, 2021

El extraño lagarto que se creyó un pájaro

En marzo de 2020 se describió la nueva especie Oculudentavis khaungraae en un artículo en la revista Nature a partir de un pequeño cráneo de 99 millones de años de antigüedad atrapado en una piedra de ámbar de Myanmar. Su mandíbula alargada, sus grandes ojos y su corta y abovedada caja craneal hicieron creer al equipo investigador que se encontraban delante del dinosaurio aviano más pequeño jamás hallado, de un tamaño parecido al colibrí más pequeño conocido. El equipo concluyó que esta pequeña criatura supuestamente voladora estaba remotamente emparentada con la famosa ave extinta Archaeopteryx. Pero tras su publicación, algunos expertos externos se mostraron escépticos sobre la identidad del animal y rápidamente se llevaron a cabo estudios que cuestionaban esta interpretación. La evidencia definitiva llegaría poco tiempo después en forma de un segundo espécimen extraordinariamente bien conservado.

En 2019, Arnau Bolet, investigador 'Juan de la Cierva' en el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), conjuntamente con Juan Daza (de la Sam Houston State University), Edward Stanley (del Florida Museum of Natural History), Susan Evans (del University College London) y otros colegas de distintas partes del mundo, habían empezado a trabajar con un espécimen fósil que procedía de la misma mina. Semanas antes, Adolf Peretti había contactado con Juan Daza para mostrarle una gran variedad de fósiles en ámbar y uno de ellos incluía un cráneo y partes del esqueleto: un pequeño fragmento de la columna vertebral y de la cintura escapular. El equipo investigador estaba entusiasmado porque el fósil mostraba algunas características morfológicas que no habían visto nunca antes.



"El espécimen nos desconcertó a todos al principio porque si se trataba de un lagarto ¡era uno muy muy raro!", dice Bolet. No fue hasta unos meses después de conocer la existencia del holotipo de Oculudentavis en un encuentro científico, que terminaron su estudio y concluyeron que ambos especímenes podían considerarse sin lugar a duda como miembros del mismo género de lagarto. Finalmente, en Julio, el artículo que describió Oculudentavis khaungraae fue retirado por sus autores, por lo que la nueva especie se esfumó. Al menos, como pájaro.

El estudio sobre este segundo espécimen ha permitido describir la nueva especie Oculudentavis naga dentro del mismo género. Su nombre es un homenaje a los 'Naga' un nombre que agrupa a varios grupos étnicos nativos del noreste de la India y el noroeste de Myanmar. Ambos fósiles (los holotipos de O. naga and O. khaungraae) fueron segmentados digitalmente mediante un escáner de microtomografía computarizada para obtener imágenes detalladas de cada uno de los huesos individuales y para estudiar mejor las diferencias entre ellos. El estudio ha sido publicado hoy en la revista Current Biology.


"En el momento en que obtuvimos las primeras imágenes tomográficas empezamos una lluvia de ideas sobre de qué animal podía tratarse", explica Juan Daza, profesor asistente de ciencias biológicas en la Sam Houston State University. "Al final, el estudio detallado y nuestros análisis nos ayudaron a clarificar su posición". El equipo también determinó que ambos cráneos se habían deformado durante el proceso de fosilización. El morro de O. khaungraae se había estrechado y recordaba al pico de un ave, mientras que el cráneo de O. naga se había comprimido. Estas deformaciones reforzaban las características aviarias de uno de los cráneos y las reptilianas del otro. "Imagina que pellizcamos la nariz de un lagarto de modo que adquiere una forma triangular. "¡Se parecería mucho más a un pájaro!", comenta el coautor del estudio Edward Stanley, director del Florida Museum of Natural History's Digital Discovery and Dissemination Laboratory.


"Concluimos que ambos especímenes eran lo suficientemente parecidos como para pertenecer al mismo género, Oculudentavis, pero presentan una serie de diferencias que sugieren que se trata de especies distintas", explica Bolet. Oculudentavis se distingue de otros lagartos por distintos rasgos, como el morro con cresta ahusada, las mandíbulas muy largas formadas por una porción dentaria larga y postdentaria muy corta, o la configuración del paladar. Estas y otras características morfológicas lo convierten en un lagarto de aspecto extraño, pero algunas características clave como el tipo de implantación de los dientes, la forma del hueso escamoso o el modo en que la mandíbula inferior se articula con el cráneo, son evidencias suficientes para identificarlo como tal.


Con toda esta información, el equipo investigador pudo concluir que Oculudentavis no era un pájaro y que su parecido con las aves era debido a la convergencia en las proporciones del cráneo, es decir que "a pesar de su cráneo abovedado y su largo y afinado morro, en realidad no presenta ningún carácter físico que sustente la idea de una relación próxima con las aves", dice Susan Evans, coautora del estudio y Profesora de Morfología y Paleontología de Vertebrados del University College London.

Si bien los depósitos de ámbar de Myanmar son un tesoro de fósiles que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, Daza explica que existe un consenso entre los paleontólogos sobre el hecho de que adquirir ámbar birmano de forma ética es cada vez más complicado, especialmente tras que el ejército tomara el control del país en febrero. El espécimen de O. naga fue adquirido siguiendo las pautas éticas para el uso del ámbar birmano establecidas por la Society of Vertebrate Paleontology y se conserva en la Fundación del Museo Peretti (en Suiza), mientras que el de O. khaungraae forma parte de la colección del Hupoge Amber Museum (en China).


El espécimen de Peretti se compró a empresas autorizadas que exportan piezas de ámbar legalmente desde Myanmar, siguiendo un código ético que garantiza que no se cometieron violaciones de los derechos humanos durante su extracción y la comercialización y que el dinero derivado de las ventas no apoyó el conflicto armado. El fósil tiene una trazabilidad autenticada, que incluye permisos de exportación de Myanmar.

Otros coautores del estudio son Adolf Peretti (Peretti Museum Foundation, Switzerland), J. Salvador Arias del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET - Fundación Miguel Lillo); Andrej Čerňanský de la Comenius University de Bratislava, en Eslovaquia; Marta Vidal-García de la Universidad de Calgary en Canadá; Aaron Bauer de la Villanova University y Joseph Bevitt de la Australian Nuclear Science and Technology Organisation.

La investigación ha sido financiada por la US National Science Foundation, la Sam Houston State University, la Royal Society, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España, el Programa CERCA / Generalitat de Catalunya, el Ministerio de Educación de la República Eslovaca y la Academia de Ciencias de Eslovaquia.