viernes, agosto 24, 2012

‘Parque Jurásico’, una dosis de acción para un paleontólogo inquieto

La Agencia Sinc, especializada en noticias científicas acaba de publicar una reseña del libro Parque Jurásico que ha hecho nuestro aragosaurero José Ignacio Canudo. No es que se trata de un agujero temporal y nos vayamos 20 años atrás. Es más sencillo, la agencia SINC está haciendo aportaciones de investigadores sobre libros que hayan sido importantes en su vida profesional. Toda la reseña en SiNC. Os adjuntamos parte del texto a continuación.


Las sensaciones que produce un libro son el resultado del propio libro y, sin duda, de la situación del lector. Puede pasar desapercibido, como uno más, o producir una profunda huella. Un buen ejemplo fue para mí Parque Jurásico, la famosa novela de Michel Crichton que ha generado una de las sagas más famosas del cine.
A comienzo de la década de los noventa acababa de defender mi tesis sobre foraminíferos planctónicos fósiles, un grupo de organismos microscópicos de gran interés para la geología, pero un poco carente de acción para un paleontólogo inquieto. Era el momento del cambio, mi línea de investigación debía modificarse por completo. Los vertebrados fósiles siempre me habían interesado, pero hasta ese momento solo los había abordado en colaboración con otros investigadores.

En ese escenario, aparecieron los dinosaurios. Aragón es un territorio con grandes afloramientos de sedimentos continentales del Mesozoico, los lugares adecuados para encontrar representantes en este grupo. En nuestro país no existía tradición de investigar dinosaurios. En términos ecológicos, se trataba de un nicho por ocupar… y en eso llegó Parque Jurásico.

Desde chico siempre fui un enamorado de la ciencia ficción, y todo lo que llegaba a mis manos lo devoraba con fruición. El punto de inflexión de una buena historia de este género es que el lector se lo crea. Se trata de crear un marco científico que sea creíble. Para mí, ese es el gran acierto de la obra de Michel Crichton: la novela parte de una genialidad, como es la de recuperar material genético de mosquitos atrapados en ámbar para revivir algunas especies de dinosaurios.

Hay imprecisiones, como que el ámbar de donde se obtiene no es de la época de los dinosaurios, o que los animales actuales usados como base para reconstruir el genoma de dinosaurio no son los más adecuados. Todo esto queda para la ficción y no es lo importante. El lector queda enganchado con la imagen de un mosquito picando a un Tyrannosaurus rex, poco después atrapado en una masa viscosa de resina, para, millones de años después, recuperar su valiosa carga de ADN.

 Es difícil saber si esta lectura fue el empujón definitivo para el inicio de mi investigación en dinosaurios, pero sin duda algo tuvo que ver. En la actualidad el grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza, que coordino junto a la profesora Gloria Cuenca, es uno de los más dinámicos de nuestro país. Hemos encontrado, excavado y descrito casi una docena de nuevos dinosaurios en España y la Patagonia argentina, además de pequeños mamíferos, cocodrilos, tiburones y todos los demás vertebrados que vivieron en el Mesozoico.

La investigación en dinosaurios tiene una parte importante aventurera, sobre todo cuando se trabaja en parajes deshabitados como es el desierto patagónico. Encontrar fósiles de estos titanes es una de las mayores satisfacciones que he obtenido en mi trabajo de paleontólogo. Una de las preguntas que surgen en las conferencias es cómo se encuentran y ahí es donde aparece el espíritu “Indiana Jones”. Afortunadamente no me ha tocado pelear con ningún nazi, ni con una peligrosa tribu desconocida, pero sí pasar muchas horas andando por el desierto con el martillo de geólogo, agua y un poco de fruta.

Los fósiles de dinosaurios son difíciles de encontrar, y cuando lo haces suelen ser pequeñas astillas que dan la pista de una carcasa enterrada para excavar. El momento de encontrar por primera vez los restos de un dinosaurio que lleva enterrado más de 100 millones de años es algo mágico. Cada vez que sucede me emociono, y, ahora que nadie nos escucha, suelo saltar y gritar. Luego vendrá la tediosa búsqueda de fondos, la excavación, la preparación, el estudio y la publicación en una revista científica. A partir de ese momento comienza la divulgación. En definitiva, es sentirse un poquito de Parque Jurásico.

En el tintero se me quedaba una última reflexión sobre este libro. La imagen tradicional de los dinosaurios antes de la década de 1990 era de animales pesados, poco inteligentes, y así se reflejaba en las reconstrucciones. Los trabajos de algunos paleontólogos como John Ostrom nos presentaron un escenario muy diferente.

Ostrom fue el descubridor de Deinonychus, un pariente cercano de Velociraptor, una de las estrellas de Parque Jurásico. Propuso que eran animales ágiles y dinámicos, lo que uno esperaría en un predador activo. Esta idea fue bien llevada por parte de Crichton en la novela y de Spielberg en su saga cinematográfica. El descubrimiento de los dinosaurios como animales activos, con sus necesidades, con sus comportamientos estructurados, en definitiva, como animales que han poblado la tierra como los actuales. La única diferencia es que se han extinguido.

miércoles, agosto 22, 2012

Dinosaurios de Allepuz

Nuestro aragosaurero José Manuel Gasca acaba de publicar un trabajo de divulgación en la Revista Peirón sobre los vertebrados del Mesozoico de la localidad turolense de Allepuz (Teruel). Os adjuntamos parte del texto y el pdf del trabajo.

Los restos pertenecen a dinosaurios terópodos (carnívoros) y ornitópodos (herbívoros). Además hay restos de otros vertebrados fósiles como son cocodrilos, tortugas, peces óseos y tiburones. El fósil de mayor tamaño que se ha recuperado es una tibia de dinosaurio ornitópodo. Los restos se recolectaron en superficie y, por desgracia, el prolongado tiempo de exposición a la intemperie ha ocasionado que solo fueran recuperables parcialmente…. Este hueso largo de la pata podría tener una longitud completa en torno a un metro y la forma del hueso permite relacionarla con un tipo de dinosaurio ornitópodo iguanodonte.  Los iguanodontes, animales herbívoros que alcanzaban tallas de unos 10 o 12 metros de longitud, son un grupo de dinosaurios muy frecuentes en el Cretácico Inferior de Teruel.

En otros dos yacimientos se han recuperado, respectivamente, un diente aislado de otro dinosaurio iguanodonte y un fragmento de diente de un dinosaurio terópodo. El diente terópodo tiene una forma cónica, de colmillo y en la superficie del esmalte tiene una ornamentación característica a base de crestas verticales que recorren las caras de la corona dental desde la punta hasta la raíz. Esta ornamentación junto con la inclinación de la punta del diente hacia atrás nos permite identificar este fósil como perteneciente a un dinosaurio terópodo espinosáurido. Los espinosáuridos eran carnívoros de gran tamaño que guardan ciertas semejanzas morfológicas en el rostro y en los dientes con los
cocodrilos…

Los dinosaurios no son los únicos restos de vertebrados fósiles presentes en los
yacimientos de Allepuz… Se tratan de microfósiles que solo se pueden recuperar
mediante el muestro de sedimento y un laborioso proceso de lavado y tamizado en el laboratorio. Estos microfósiles se separan y se estudian a través del microscopio. En los sedimentos de Allepuz se ha reconocido una importante diversidad de vertebrados. Los cocodrilos de varios tipos y tamaños son muy frecuentes. Los dientes y escamas de peces son restos abundantes y al ser resistentes tienen un gran potencial para preservarse. Además también serían comunes los tiburones de agua dulce, pertenecientes a un grupo fósil que se denominan hibodontiformes. En conjunto, el estudio de esta fauna fósil nos proporciona valiosa información para conocer mejor como era el paleoambiente en el que vivieron los dinosaurios y el resto de formas.

Todavía es pronto para valorar el verdadero potencial de los yacimientos de dinosaurios de Allepuz. Los fósiles recuperados hasta el momento deben considerarse como indicio importante de la presencia de más restos en estos mismos yacimientos o en terrenos aledaños. Las expectativas son buenas, aunque la posibilidad de que los hallazgos paleontológicos de esta región tengan una repercusión notable pasa únicamente por continuar la labor de investigación y desarrollar nuevas campañas de prospecciones y excavaciones. Nos estamos acostumbrando mal en Aragón a convivir con noticias frecuentes sobre reptiles ancestrales que salen a la luz. Confiemos en que siga siendo así. Hueso a hueso estamos desvelando que esta tierra contiene un patrimonio paleontológico único que trasciende lo material y que los dinosaurios se están convirtiendo en un activo.