Uno de los aspectos que atrae más del mundo de los dinosaurios es la interacción entre los carnívoros y los comedores de plantas. Una parte muy importante de las reconstrucciones se realizan con escenas de caza donde unos fieros terópodos atacan a sus presas. Tener evidencias de este momento es imposible, pero si que podemos tenerlo de unos instantes después. Un trabajo firmado por nuestro aragosaurero José Ignacio Canudo junto a colegas de la Universidad de Comahue, de Rincón de los Sauces y el Museo de Zapala interpretan la presencia de unos dientes de terópodos encontrados entre los restos de ejemplar desarticulado de un saurópodo como una evidencia del consumo por parte de los carnívoros de una carcasa.
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