Dos esqueletos prácticamente completos del pterosaurio Pterodaustro guinazui
del Cretácico Inferior de Argentina presentan una asociación de granos
de arena gruesa poco seleccionada en el interior de su cavidad
abdominal. Un reciente trabajo lo interpreta como gastrolitos ingeridos
(geograstrolitos). Se han encontrado de manera habitual en arcosaurios
(incluyendo las aves), pero hasta el momento nunca se habían descrito en
pterosaurios.
La investigación sobre los gastrolitos tiene gran
interés en las conclusiones paleobiologicas. Estas piedras estomacales,
también conocidas como geogastrolitos se encuentran tanto en animales
terrestres como acuáticos. Se han interpretado de manera variada, como
fuente suplementaria de minerales (en animales acuáticos), para mantener
la flora microbiana, para la eliminación de parásitos, pero la más
aceptada es que se usan como ayuda en la digestión de alimentos duros.
Los arcosaurios actuales (cocodrilos y aves) ingieren de manera habitual
granos de arena, incluso de tamaño grueso. Entre los arcosaurios
fósiles se han citado en dinosaurios ornitisquios, prosaurópodos,
saurópodos, terópodos no avianos y algunos grupos de aves. Hasta el
momento no habían sido citados en pterosaurios, a pesar de conocerse
ejemplares con una exquisita conservación.
En un trabajo liderado
por la investigadora argentina Laura Codorniu que se ha publicado en la
revista norteamericana Journal of Vertebrate Paleontology documenta la
presencia de granos de arena en dos ejemplares de Pterodaustro. Este
pterosaurio se conocen por muchos ejemplares del Cretácico inferior de
la parte central de Argentina (provincia de San Luis). Se trata de un
animal fascinante por tener una boca sumamente especializada con cientos
de dientes finos y flexibles formando una estructura filtradora
altamente sofisticada.
Los geogastrolitos encontrados en Pterodaustro
se interpretan funcionalmente apara ayudarles a estos pterosaurios en
su digestión. Su alimento posiblemente estaría compuesto por crustáceos
con su caparazón mineralizado. Estos crustáceos son relativamente
abundantes en los mismos sedimentos donde se han conservado los fósiles
de Pterodaustro. Uno de los especímenes tiene los dientes mandibulares
anteriores mucho más robustos que los posteriores y además son
procumbentes (proyectados hacía fuera). Los investigadores proponen que
esa morfología podría ayudar a recoger los granos de arena.
La
referencia completa es: Codorniú, L., Chiappe, L., Cid, F.D. 2013. First
occurrence of stomach stones in pterosaurs. Journal of Vertebrte
Paleontology, 33, 3, 647-54
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