Investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont
(ICP) han llevado a cabo una detallada revisión de la taxonomía y la
morfología de la tortuga acuática Ptychogaster (Temnoclemmys) batalleri,
una especie que sólo se ha identificado en los yacimientos miocenos del
Vallés-Penedés y en el yacimiento francés de La Grive-St. Alban. La
investigación acaba de ser publicada en la revista Comptes Rendus
Palevol, y muestra la variabilidad intraespecífica y las peculiaridades
del caparazón de esta especie, descartando la validez de las otras
especies descritas en esta zona durante el último siglo. Os adjuntamos
parte de la nota de prensa del ICP.
Ptychogaster (Temnoclemmys) batalleri
es una especie extinguida de la familia Geoemydidae. Esta familia
incluye a 69 especies de tortugas de agua dulce actuales distribuidas
por todo el mundo, excepto la Antártida y Australia. El tamaño es
bastante variable, entre 10 y 80 cm, a menudo con grandes diferencias
entre machos y hembras de una misma especie. Son mayoritariamente
herbívoras, aunque se encuentran algunas especies omnívoras y
carnívoras. En el registro fósil, los geoemídidos son habituales en
Europa durante el Terciario. Uno de los grupos menos estudiados es el de
los pticogastéridos, que aparece en Europa durante el Eoceno, hace 40
millones de años.
Ptychogaster (T.) batalleri es
complicada desde el punto de vista sistemático. Los primeros ejemplares
fósiles fueron recuperados por el paleontólogo catalán Josep Ramon
Bataller 1926 en subsuelo de Terrassa. Inicialmente se le asignó el
nombre Emys egarensis, en referencia al topónimo de la ciudad
donde fue encontrada, hasta que en el año 1931, el paleontólogo francés
Frédéric-Marie Bergounioux, la renombró Clemmys batalleri, en
reconocimiento a Bataller, ya que el primer nombre no era válido. Este
nombre tampoco sería el definitivo. Bergounioux identifico algunos
caracteres morfológicos como unas espinas en el plastrón (la parte
ventral del caparazón de una tortuga) así como la capacidad de este
animal de cerrarse parcialmente dentro de su caparazón, tal y como lo
hacen las tortugas de caja actuales para protegerse. Por estos motivos,
en 1958 Bergounioux creó el género Temnoclemmys, donde incluyó la
especie encontrada por Bataller, así como tres especies más de la cuenca
del Vallés-Penedés: Temnoclemmys vallesensis y T. cordiformes, ambas procedentes de Viladecavalls, y T. elongata, encontrada en Els Hostalets de Pierola.
La
historia de la nomenclatura de esta tortuga no termina aquí. Años más
tarde, algunos autores consideraron que este género y las especies que
incluía no eran taxonómicamente válidas, mientras que otros
paleontólogos las incluyeron dentro del género Ptychogaster, rebajando su rango a subgénero. Así pues, esta especie pasó a llamarse Ptychogaster (T.) batalleri. Por las dimensiones de su caparazón, pasó a ser considerada una forma neoténica del género Ptychogaster, es decir, una forma juvenilizada de otra especie.
El
artículo que firma Ángel Hernández Luján y otros colaboradores del ICP
en la revista Comptes Rendus Palevol revisa las especies de este género e
identifica sus rasgos característicos, entre los que destaca un labio
epiplastral muy grueso, cóncavo y de forma trapezoidal, en la parte
anterodorsal del plastrón. Al mismo tiempo, el artículo identifica Ptychogaster (Temnoclemmys) batalleri como la única especie del Vallés-Penedés, poniendo bajo este nombre las tres especies de Bergounioux, así como la especie "Testudo" celonica encontrada en Sant Celoni.
A
su vez, el estudio amplía la distribución cronoestratigráfica de esta
especie, que ya estaba presente en el Mioceno medio. También descarta
que P. (T.) batalleri sea una forma juvenilizada, ya que, como en
las tortugas actuales, aspectos como el tamaño del caparazón están
relacionados con diferencias entre machos y hembras. El artículo también
recoge la presencia por primera vez de otras especies de la familia
Ptychogasteridae en la cuenca del Vallés-Penedés: Ptychogaster (P.) sp.
durante el Mioceno inferior, medio y posiblemente superior, que sería
la primera presencia de este subgénero en esta zona, y Ptychogaster (T.) sp. durante el Mioceno inferior, que también supone el registro más antiguo.
Este
trabajo demuestra la importancia de tener en cuenta la variabilidad
morfológica cuando se trata de describir nuevas especies. "Las tortugas
acuáticas no son una excepción, especialmente cuando sólo tenemos restos
fósiles. Además, para establecer las relaciones filogenéticas no sólo
se deben tener en cuenta los caracteres morfológicos, sino también los
estudios moleculares ", comenta el investigador Àngel Luján.
+ info: Luján, À.H., Delfino, M., Casanovas-Vilar, I. & Alba, D.M. (in press ). Taxonomy of subgenus Temnoclemmys
Bergounioux, 1958 (Testudines: Geoemydidae: Ptychogasterinae) based on
new material from the Vallès-Penedès Basin. Comptes Rendus Palevol.
http://dx.doi.org/10.1016/j.crpv.2013.11.004
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