lunes, noviembre 04, 2019

Nuevo fósil del Jurásico de Portugal y la evolución de la armadura ósea en los cocodrilos


El Aragosaurero Eduardo Puértolas Pascual y Octávio Mateus, de la Universidad Nova de Lisboa, acaban de publicar un nuevo fósil de cocodrilomorfo enano del Jurásico de Portugal en la revista Zoological Journal of the Linnean Society. Este trabajo forma parte de la investigación sobre los cocodrilomorfos de Portugal que está llevando a cabo Eduardo como parte de su beca postdoctoral. El fósil, apodado cariñosamente “Crocodilinho”, consiste en un esqueleto parcial en conexión anatómica de un cocodrilomorfo (grupo que engloba a los cocodrilos actuales y sus parientes primitivos) compuesto por osteodermos, vértebras, costillas y algunos huesos de las extremidades posteriores. 

El “Crocodilinho” fue recuperado en la playa de Peralta (Lourinhã, Portugal) por el vecino Leandro Pereira y posteriormente donado a la colección paleontológica del Museo de Lourinhã. El fósil fue descubierto como un canto rodado proveniente de los depósitos continentales del Jurásico Superior de la Formación Lourinhã, que aflora en los hermosos acantilados de la Região Oeste, una de las regiones más ricas del mundo en hallazgos de dinosaurios y con un patrimonio de interés geológico que se remonta a hace más de 150 millones de años.
Para facilitar su estudio, ya que parte del fósil se encontraba oculto por matriz de roca, el espécimen fue trasladado a los laboratorios del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH, Burgos, España), donde se le sometió a una micro Tomografía Axial Computarizada (micro TAC). 




La tecnología TAC se utiliza ampliamente en paleontología desde hace varios años y permite la obtención de imágenes de cortes o secciones del objeto de estudio mediante rayos X para crear modelos 3D donde se pueda observar tanto su morfología externa como interna. Gracias a esto se pudo realizar el estudio de todos los huesos, incluyendo sus partes no visibles, y compararlos con otros cocodrilomorfos de la época para establecer sus posibles relaciones filogenéticas o de parentesco. La presencia de vértebras anficélicas, típicas en la mayoría de los cocodrilomorfos primitivos, y la peculiar morfología de su armadura dérmica formada por dos filas de osteodermos dorsales que articulan mediante una espina en su lateral, así como la presencia de osteodermos ventrales poligonales, indica que lo más probable es que el “Crocodilinho” sea un miembro de la familia Goniopholididae. Todas estas características se conocen en la mayoría de goniofolídidos descritos hasta la fecha, por lo que no se pudo determinar a que género o especie en concreto pertenecía el fósil o se si se trataba de una nueva especie.

Información extra:
Los Goniopholididae son un grupo extinto de cocodrilomorfos que vivieron principalmente en Europa, Asia y Norteamérica durante el Jurásico y el Cretácico. Aunque su morfología general recuerda a la de los cocodrilos actuales, los goniofolídidos son un linaje que se separó de los aligátores, caimanes, cocodrilos y gaviales en el Jurásico, y que presentan diferencias anatómicas considerables. Una de estas diferencias está en su armadura dérmica. La armadura dérmica está formada por osteodermos que poseen principalmente 3 funciones: protección, captación de calor y estabilidad. La estabilidad se consigue mediante lo que se denomina “sistema de sostén” que consiste en el conjunto de vértebras, osteodermos y músculos que, actuando en su conjunto, dan estabilidad al esqueleto del organismo durante su locomoción. El descubrimiento de este nuevo espécimen, preservado en conexión anatómica y en 3 dimensiones, ha servido para testar hipótesis previas sobre el “sistema de sostén” en Goniopholididae el cual otorgaría al esqueleto la rigidez y estabilidad necesarias para permitir a este grupo de organismos una locomoción en tierra semejante a la de los cocodrilos actuales, aunque como contrapunto perderían flexibilidad lateral durante la natación.



Uno de los trabajos que quedarían pendientes es determinar la edad del individuo. Los Goniopholididae son cocodrilomorfos que pueden alcanzar grandes tamaños (hasta más de 5 m de longitud), sin embargo, se ha estimado que el “Crocodilinho” mediría en torno a 1 m de longitud, de ahí su apodo. Si mediante estudios paleohistológicos se determina la edad del individuo, se podría saber si pertenece a una especie enana o si en realidad es un individuo juvenil de una especie más grande. Veremos si trabajos futuros pueden resolver estas dudas, mientras tanto aquí está el enlace a la web de la revista:
 

https://academic.oup.com/zoolinnean/advance-article-abstract/doi/10.1093/zoolinnean/zlz102/5610606

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