El profesor de paleontología de la Universidad de Huelva Eduardo Mayoral y el equipo del Cámbrico de la Universidad de Zaragoza estudian desde hace unos años un excepcional yacimiento de medusas fósiles del Cámbrico en Constantina (Sevilla). Lo singular del yacimiento es el enorme tamaño de estas medusas y que fue confundido por señales dejados por extraterrestres o por petroglifos grabados por hombres prehistóricos. A continuación transcribimos parte del artículo publicado por ABC donde relata la historia.
Aunque cueste creerlo, hubo un tiempo en que Constantina tenía playa y en su orilla quedaron varadas más de noventa medusas. Esas medusas no habrían dejado ningún rastro si no fuera porque se dieron unas circunstancias muy especiales que dejaron sus moldes grabados en la roca. Este yacimiento de medusas, de hasta 88 centímetros de diámetro, se ha convertido en el mayor de Europa de la época del Cámbrico Inferior (540 millones de años) y uno de los mayores del mundo.
Este yacimiento es prácticamente desconocido para el público general, aunque no para el mundo científico, ya que su hallazgo ha sido publicado en inglés en una revista española de Paleontología. Eduardo Mayoral, profesor de Paleontología de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva, es uno de los científicos que ha trabajado junto a otros colegas de las universidad de Zaragoza, Badajoz y Valencia para confirmar la importancia del yacimiento de medusas. Mayoral afirma que las marcas redondas grabadas en la roca de una finca de Constantina, en una finca privada del parque natural de la Sierra Norte, era algo conocido por los lugareños, quienes la bautizaron como la «Piedra Escrita», al confundir las huellas de fósiles impresas sobre la piedra con inscripciones hechas por el hombre en épocas pasadas.
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