"Este sí que es un buen adorno para encima de la chimenea", dijo Mary Leakey, madre de la paleoantropología moderna, cuando destapó la primera huella de un homínido en Laetoli, en 1978. Su equipo pronto descubrió el rastro completo, de unos 30 metros. Mostraba las pisadas de al menos dos individuos, un macho y una hembra, que caminaron despreocupados por un barrizal un día cualquiera del Paleolítico inferior. Poco después el volcán Sadiman escupió una nube de cenizas que ayudó a que las huellas quedasen fijadas y endurecidas en la placa que descubriría Leakey 3,6 millones de años después.
Se trataba de las famosos huellas humanas de Laetoli, que se encuentran en todos los manuales de paleoantropología. Estas icnitas han estado durante varias décadas enterradas para protegeralas del medio ambientes. Recientemente un equipo de investigadores las ha destapado para hacer una valoración de su situación. Os adjuntamos la noticia que hemos leído en Público.
Tras levantar los sedimentos con los que estaban protegidas, el equipo ha encontrado filtraciones de agua, raíces e incluso termitas que amenazan con deshacer el barro en el que quedaron grabadas las huellas. Aunque este se transformó en un sedimento de consistencia rocosa, el efecto de la erosión lo está volviendo a reblandecer. "Sería una locura dejarlas así más de cinco años", alerta Manuel Domínguez-Rodrigo, profesor de Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid y uno de los nueve expertos que han analizado las huellas.
La noticia completa en Publico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario