La desertificación se ha vuelto un tema ecológico importante tanto para
los científicos, los políticos así como para el público en general y
esta palabra sugiere una extensión de los desiertos, unos lagos que se
secan y poblaciones que se mueren de hambre. La comunidad internacional
ha desde hace mucho tiempo reconocido la desertificación como un
problema económico, social y ecológico que concierne muchos países en
todas las regiones del planeta. Hoy más del 47,2 % de la superficie
terrestre de la Tierra corresponde a un territorio árido. También la
Región Mediterránea ha sido reconocida por ser afectada por la
desertificación y por su impacto ambiental y social.
Las causas de la desertificación tienen dos orígenes
principales: uno natural y otro antropogénico. La historia de la
desertificación en el Mediterráneo procede actualmente de la evolución
de estas dos causas y de sus interacciones. Sin embargo, las
fluctuaciones climáticas han sido siempre el motor de los cambios de
paisajes y la vegetación y las evidencias geológicas han mostrado que
estas fluctuaciones siguen unos ciclos periódicos de alternancias
frio-cálido y seco-húmedas.
Desde 2007, el IPHES esta presente en
Marruecos oriental con varios proyectos R+D, el ultimo siendo: Human
occupation in the eastern Morocco during the Pleistocene:
Identification, valorization and cataloguing of the sites of the Ain
Beni Methar Basin (Agencia Española para la Cooperación Internacional y
el Desarrollo A1/039433/11) que pretende identificar, hacer una lista y
promover los yacimientos arqueológicos de esta parte de Marruecos. El
estudio de la Prehistoria y de la Evolución Humana de esta región es
importante para el reconocimiento del origen de la diversidad cultural
de los pueblos. En esta problemática, la identificación y valorización
de la herencia cultural constituye la base de este proyecto en común con
la Universidad Mohamed Premier de Oujda. Es durante estas campañas que
ha sido localizado el yacimiento de Guefaït-1 estudiado en este
artículo y a la cual los roedores, por biocronología, han permitido
atribuir una edad de aproximadamente unos 8 o 9 millones de años
(Mioceno final).
Este artículo describe por la primera vez los
anfibios y reptiles fósiles de una localidad del final del Mioceno
(Vallesiense) de la cuenca de Ain Beni Methar. La asociación fósil esta
compuesta por una rana (Discoglossinae indet.), un lagarto (Lacertidae
indet.), un lagarto ápodo (sin miembros) (Dopasia sp.), una culebra
(Colubridae s.l. indet.), y una cobra (Naja cf. antiqua). La presencia
en el yacimiento de Guefaït-1 de un Discoglossinae, diferente de todos
los géneros existentes en Europa y en el Norte de África, sugiere que la
diversidad de este grupo de anfibios estaba mucho más diversa durante
el Mioceno en el Norte de África que lo que se pensaba antes. La
presencia de un ánguido del género Dopasia en el Mioceno de Marruecos
esta confirmada y constituye de momento la cita la más antigua para este
género en África. Y finalmente se amplia el rango cronológico y
geográfico de la cobra Naja antiqua, conocido hasta la fecha únicamente
en el Mioceno medio del famoso yacimiento de Beni Mellal (Marruecos), y
representa la ultima citación para esta especie.
De un punto de
vista paleobiogeográfico, la poca diversificada fauna de anfibios y
reptiles del Mioceno de Guefaït-1 se caracteriza por:
(1) la
ausencia de taxones africanos típicamente tropicales (Xenopus,
Ptychadena y Bufo regularis) presentes en el Mioceno medio de la
localidad de Beni Mellal (Marruecos) y el principio del Mioceno final de
la localidad de Oued Zra (Marruecos);
(2) la ausencia de taxones
Europeos que forman parte hoy en día de las faunas de anfibios y
reptiles del Norte de África y que supuestamente se supone que han
entrado en el Maghreb a finales del Mioceno final durante la clausura de
los corredores Bético y Rifeño, y que condujo al aislamiento y
desecación del Mar Mediterráneo (la famosa Crisis de Salinidad del
Mesiniense) y por;
(3) la presencia de taxones de origen
Eurasiático (Discoglossinae y Dopasia) que deben de haber entrado en el
Norte de África durante o antes del Mioceno medio a través de una
conexión terrestre entre la meseta Afro-Arábiga y Asia que se estableció
durante el Mioceno inicial.
De particular interés es la ausencia
de los taxones africanos típicamente tropicales (Xenopus, Ptychadena, y
Bufo regularis) presentes en localidades marroquíes con una edad
anterior al yacimiento de Guefaït-1. Esta ausencia se explicaría por una
degradación progresiva del clima desde el Mioceno medio hasta el
Plioceno debida a un aumento progresivo de la aridez y del enfriamiento.
Hasta el Mioceno, el Norte de África estaba dominado por un clima de
tipo ecuatorial, y la región Sahariana estaba ocupada por una vegetación
tropical de tipo Sudanesa o Sudanesa-Guineano (también conocido como el
‘Sahara Verde’). Durante el Mioceno, el clima tropical semi-húmedo
disminuyo en la región Sahariana, y unas oscilaciones más o menos áridas
aparecen. Sin embargo, desde el Mioceno final hasta el Plioceno (8–3
Ma), las evidencias palinológicas e isotópicas revelan que el clima del
Oeste y el Este de África eatodavía considerablemente cálido y más
húmedo que hoy en día, con la presencia de bosques húmedos en áreas
donde hoy la vegetación esta compuesta por sabanas, estepas, praderas y
zonas de matorrales.
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