Recientemente un equipo de investigadores liderados por Novella Razzolini del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, de la Universidad de Río Negro (Argentina) y de la Universidad de Zaragoza, entre los que se encuentra nuestros aragosaureros Ignacio Díaz y Bernat Vila, han publicado un estudio sobre un rastro con una treintena de icnitas y 25 metros de longitud producido por un dinosaurio ornitópodo. Este rastro se encuentra en el yacimiento “Barranco de la Canal-1”, cerca de Munilla (La Rioja). Geológicamente se sitúa en la parte superior del Grupo Enciso de edad Barremiense-Albiense (Cretácico inferior). Las conclusiones a las que llega el estudio sugieren que el animal que produjo las pisadas tenía una lesión en el dedo II del pie izquierdo que afectó a su paso y a la morfología de las huellas que dejó, pero que no afectó significativamente a su velocidad.
Los ornitópodos (“pies de ave”) son un grupo de dinosaurios que existieron desde el Jurásico Medio hasta el fin de la era de los dinosaurios, a finales del Cretácico Superior. Los dinosaurios de este grupo podían ser bípedos (podían caminar sobre sus patas traseras) o cuadrúpedos facultativos (bípedos que a veces caminaban sobre cuatro patas, como los canguros). El rastro estudiado es bípedo, es decir, sin evidencias de pisadas de las manos. El estudio de las icnitas (huellas fósiles) suele basarse únicamente en la morfología de las huellas. Además de las medidas más usadas, en este estudio se utilizó la “anchura interdigital” que permitió cuantificar estadísticamente las diferencias entre las pisadas de ambos pies.
Las conclusiones a las que llegan nuestros colegas se basan en estas diferencias. Las impresiones del dedo II (equivalente a nuestro dedo índice) del pie izquierdo están más cerca del dedo III que las del pie derecho. También describen que la distancia entre las pisadas izquierda-derecha es más corta que la distancia entre las pisadas derecha-izquierda. Ambas observaciones son coherentes con la hipótesis de un dinosaurio que sufrió una “herida biomecánica” en el dedo II, lo que provocaba que lo pudiera apoyar plenamente en el suelo y que el individuo tuviese que cargar más peso en su pie derecho. A pesar de ello, existe poca diferencia entre pasos consecutivos, lo que indica que esta patología no afectó significativamente a la locomoción del animal.
Los resultados de este estudio ofrecen una aproximación más cuantitativa al estudio de la locomoción de dinosaurios ornitópodos de gran tamaño y documentan cómo una pequeña patología en el pie puede afectar a la locomoción de estos dinosaurios, aspecto poco conocido en comparación con los de dinosaurios terópodos.
Referencia: Razzolini, N.L., Vila, B., Díaz-Martínez, I., Manning, P.L., Galobart, À. (2015). Pes shape variation in an ornithopod dinosaur trackway (Lower Cretaceous, NW Spain): New evidence of an antalgic gait in the fossil track record. Cretaceous Research, 58: 125-134.
Esta nota es una colaboración de Carlos Aranzábal (www.charlysaurus.blogspot.com.es).
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