Nos ha llegado esta nota de prensa de la Seo/BirdLife que nos ha mandado nuestro buen amigo Eduardo Viñuales. Os la adjuntamos, es bien interesante
La evolución de las aves partió de un pequeño grupo de dinosaurios hace unos 170 y 150 millones de años, y ha sido considerada como el paradigma de la mayor transformación evolutiva observada a través de registros fósiles. Además, la adquisición del vuelo se ha entendido como un proceso de evolución continuo. Sin embargo, recientes evidencias científicas sugieren que la capacidad de volar evolucionó de una forma mucho menos lineal de lo que parece, según explica Stephen L. Brusatte, investigador de la Universidad de Edimburgo, en un trabajo publicado en el último número de la revista Science.
Los últimos descubrimientos fósiles así lo demuestran y comienza a corroborarse gracias a los estudios biomecánicos. De acuerdo con estas evidencias, el desarrollo del vuelo fue algo más bien caótico: diferentes especies de dinosaurios comenzaron a experimentar con diversos comportamientos para moverse en el aire, usando diferentes formas aerodinámicas y arreglos de plumas, hasta que finalmente sólo sobrevivieron las aves modernas.
“Miles de fósiles encontrados en China a finales de la década de 1990, con minuciosos detalles de plumas y otros tejidos blandos, cuando se colocan juntos en un árbol genealógico, demuestran que muchos componentes anatómicos del aparato volador de los pájaros modernos evolucionaron poco a poco en los dinosaurios durante decenas de millones de años por razones ajenas al vuelo”, explica Brusatte. Las plumas emergieron como filamentos parecidos a pelos, que adquirieron los primeros dinosaurios, lo más probable, para protegerse de la insolación, por camuflaje, razones ornamentales o por algo completamente distinto.
No todas las alas permitían volar
Brusatte subraya que el desarrollo en sí de las plumas muestra poca claridad sobre qué dinosaurios podían realmente volar. “En cambio, una comprensión de la biomecánica -enfatiza el autor- es clave para determinar con precisión qué especies podían levantar el vuelo agitándose o deslizándose”. El autor cita un estudio reciente que valora el potencial biomecánico de diferentes formas alares basadas en registros fósiles. Los resultados apoyan la hipótesis de que las alas se desarrollaron por razones no relacionadas con el vuelo (como el cortejo o la incubación de los huevos) y su temprana evolución no fue modelada por la selección del aleteo aéreo. Esto de volar parece ser que vino después.
Mucho más tarde, un subgrupo “preaviar” comenzó a evolucionar con la combinación correcta entre tamaño de cuerpo pequeño, alas largas y otras características anatómicas que lanzaron a algunas especies al vuelo propulsado. Sería el nacimiento de las aves actuales, con alas diseñadas para el vuelo. “En un futuro próximo, podrían lograrse más avances en el conocimiento de la biomecánica usando modelos físicos, que pueden ser sometidos a experimentos de túnel de viento, y modelos digitales que pueden ser analizados computacionalmente”, augura Brusatte para poner más luz en qué dinosaurios alados podían remontar y vuelo y cuáles no según las características biomecánicas de sus extremidades.
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