No es habitual que llegue información a los medios de comunicación sobre sabotajes científicos, por eso nos ha llamado la atención un reportaje de Alica Rivero en el País Digital donde cuenta una historia sorprendente. Os adjuntamos algunos párrafos, pero os animamos a leerlo completo en el País Digital.
Un sórdido episodio de sabotaje más propio de una novela negra que de un laboratorio científico se ha producido recientemente en una universidad estadounidense, con un investigador celoso de los posibles éxitos ajenos como villano, una joven científica como víctima de las malas artes del primero y una investigación más policial que científica para cazar al culpable. Y le han cazado: Vipul Bhrigu ha reconocido que contaminó reiteradamente con alcohol los experimentos de Heather Ames y ha sido expulsado; el jefe del laboratorio, Theo Ross, no sale de su asombro y ahora tiene que repetir todos los experimentos que se realizaban allí cuando se cometió la felonía, y la jueza Elisabeth Pollard Hines que se ha ocupado del sorprendente caso ha dictado sentencia condenando a Bhrigu a pagar el material que destruyó, a realizar servicios a la comunidad y a someterse a un examen psiquiátrico. La historia acaba bien, con el culpable descubierto y la víctima resarcida, pero en la comunidad científica reina la perplejidad ante un caso tan poco corriente...
y sigue la historia...
3 comentarios:
Qué morbo da cuando hay algún científico que no es honrado... en fín eso es algo excepcional, la gran mayoría ni se nos ocurre esas barbaridades.
Barbaridades?
Muy agudo San Saurio. Barbarides.
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