jueves, noviembre 01, 2012

Los máximos de calor del último millón de años registradas en el yacimiento de la Gran Dolina (Atapuerca)

La cuenca mediterránea es conocida de un punto de vista climático por unos recursos de agua limitados y unos extremos de calor en verano, los cuales tienen un papel crucial en los ecosistemas y el paisaje. En este contexto, investigar como el clima ha evolucionado en el pasado en el área mediterránea, en relación con los cambios climáticos globales del Cuaternario, nos puede ayudar a entender como y en que medida estos cambios pueden afectar a las temperaturas y las precipitaciones.

En el ámbito peninsular, el yacimiento de la Gran Dolina, en la Sierra de Atapuerca, es único por poseer una larga secuencia arqueológica y paleontológica que ha registrado muchos de los cambios en los ecosistemas ibéricos durante el último millón de años. En particular esta secuencia abarca un momento de cambio importante en nuestra historia climática reciente llamado la transición climática a mediados de Brunhes (en ingles “Mid-Brunhes Event = MBE”). Este evento climático (MBE) corresponde a una transición climática que ha ocurrido hace aproximadamente 450.000 años y que separa un primer periodo (anterior a 450 ka) el cual esta caracterizado por unas fases calidas (también llamadas interglaciales) con unas temperaturas moderadas de un segundo periodo (posterior a 450 ka) donde estos interglaciales están caracterizados por unos episodios de calor idénticos o a veces más calidos que el Holoceno, periodo en el cual nos encontramos actualmente. El evento MBE ha sido observado en una gran variedad de registros paleoclimáticos como los sondeos en el hielo de la Antártida, los sondeos marinos del océano Pacifico, etc., pero a pesar de esto sus efectos sobre los sistemas terrestres siguen siendo poco conocidos debido a la ausencia de reconstrucciones detalladas de los cambios de temperaturas para el ultimo millón de años en otras partes del mundo.

En este estudio, las temperaturas y precipitaciones han sido estimadas en base a las variaciones observadas en las asociaciones fósiles de los anfibios (tritones, sapos y ranas) y reptiles (lagartijas y serpientes) a lo largo de la secuencia del yacimiento burgalés de la Gran Dolina. Esta larga serie de estimaciones paleoclimáticas presenta unos picos calidos marcados que han sido correlacionados con varias máximas de calor interglacial del último millón de años, en función de los datos cronológicos establecidos para el yacimiento en base a dataciones numéricas, paleomagnetismo y biocronología.

Las conclusiones de este estudio han revelado que en la región de Burgos, los interglaciales posteriores a la MBE (es decir después de 450 ka) fueron más calidos que los anteriores, tal como se suponía a partir de los registros paleoclimáticos del Pacifico o del Polo Sur. Y también se ha establecido que durante los periodos interglaciales posteriores a la MBE, las precipitaciones eran más bajas, ocasionando una aridez más pronunciada en los paisajes después de 450 ka. Finalmente a partir del registro paleoclimático obtenido en base a los fósiles de anfibios y reptiles recuperados en el yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca, se ha demostrado que las máximas de temperatura en el área mediterránea durante el ultimo millón de años han seguidos unas pautas y amplitudes similares a las del clima global terrestre tal como este ha sido reconstruido a partir de los sondeos en el hielo y de los sondeos marinos.

Blain H.-A., Cuenca-Bescós G., Lozano-Fernández I., López-García J.M., Ollé A., Rosell J., Rodríguez J., 2012. Investigating the Mid-Brunhes Event in the Spanish terrestrial sequence. Geology, 40: 1051-1054. DOI: 10.1130/G33427.1

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