¿Puede un ratón ser elegante? Y no estamos hablando del ratoncito Pérez,
que lo es, ni de la ratita presumida, que también, sino de los huesos
de estos pequeños animales que son acumulados por cientos de miles en
los lugares donde nidifican y reposan búhos, lechuzas y otras rapaces
nocturnas. Para los que amamos los pequeños mamíferos es obvio que sí. El
artículo de Shaena Montanari en The Integrative Paleontologists (enlace
a http://blogs.plos.org/paleo/2013/04/26/all-creatures-great-and-small-small-mammals-and-conservation-paleobiology/
) lo confirma.
Para los que no los conocen déjenme explicarles que los
micromamíferos son las criaturas más maravillosas que existen. El
diminuto tamaño de sus huesos hace que siempre me llene de admiración
cómo, algo tan microscópico pueda ser idéntico, salvo por la escala y
algún que otro detalle sobre todo biomecánico y/o de su historia
evolutiva, a los huesos de una jirafa, de un elefante y hasta de un
dinosaurio. La misma morfología general, la misma composición
mineralógica, la misma histología, la misma situación de las inserciones
musculares, en función de las adaptaciones biomecánicas… y de sus
historia filogenética.
Además, como los micromamíferos son la
base de la dieta en la cadena trófica de muchos predadores como las
rapaces nocturnas, pequeños mamíferos carnívoros e incluso humanos,
resulta que el estudio de las acumulaciones de estos pequeños animales
es una fuente de datos que sirven para varias cosas (y esto es lo que
los hace elegantes para la ciencia); por poner algunos ejemplos:
1)
Podemos conocer las preferencias dietéticas de predadores como búhos
reales, lechuzas, cárabos, águilas, y otras aves rapaces así como
zorros, gatos, garduñas, ginetas, y otros pequeños carnívoros.
2) Podemos conocer como evolucionaron estas preferencias dietéticas durante el cuaternario.
3)
Podemos conocer cómo evolucionan las asociaciones de microvertebrados
en los yacimientos paleontológicos y/o arqueológicos del
Pleistoceno-Holoceno consiguiendo así un registro climático y
paleoambiental en hueso, de los últimos 2,6 millones de años (desde el
Cuaternario hasta la actualidad).
4) Podemos estudiar la pérdida
de biodiversidad a partir del estudio tanto de los taxones como de su
ADN y usar la información para predecir los cambios de diversidad en el
pasado, acciones de protección de especies en peligro de extinción y
control de otras que se están expandiendo a costa de la pérdida de las
que desaparecen…
5) Podemos conocer la paleobiología de especies
de mamíferos extinguidas que sobrevivieron hasta hace unos pocos miles
de años.
6) Podemos conocer cómo responden las especies a los
cambios climáticos, cómo especies que aparentemente ocupan nichos
similares, se comportan de distinto modo ante los máximos glaciares.
7)
Además del estudio de las asociaciones y la distribución taxonómica de
los micromamíferos fósiles se empieza a conocer su valor en el análisis
de isótopos estables para hacer reconstrucciones paleoambientales.
8)
Y para el que quiera descubrir más sobre los micromamíferos y otros
pequeños vertebrados del cuaternario dejamos aquí unas pocas referencias
bibliográficas.
Referencias (entre otras)
· Andrews, P. (1990) Owls, Caves and Fossils. University of Chicago Press, Chicago.
·
Blain HA; Cuenca-Bescós G; Burjachs F; López-García JM;
Lozano-Fernández I; Rosell J. 2013. Early Pleistocene palaeoenvironments
at the time of the Homo antecessor settlement in the Gran Dolina cave
(Atapuerca, Spain). Journal of Quaternary Science 28, 311–319.
·
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(7299), 771-774.
· Blois, J. L. & Hadly, E. A. (2009)
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and human impact. Geology 41(2) 267-270
· Prost, S.,
Guralnick, R. P., Waltari, E., Fedorov, V. B., Kuzmina, E., Smirnov, N.,
van Kolfschoten, T., Hofreiter, M. and Vrieling, K. (2013), Losing
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· Terry, R. C., Li,
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climatic warming: autecology, geographic range, and the Holocene fossil
record. Global Change Biology, 17: 3019–3034.
5 comentarios:
Yo nuca puedo reprimir la tentación de recoger una egagrópila hallada en el campo. Esa especie de "huevo kinder" que contiene los esqueletos completos de los animalillos es fascinante. En algunas ocasiones he hecho talleres de desmenuzado de egagrópilas (regurgitaciones de algunas aves) y los niños siempre se quedan con ganas de abrir otra egagrópila más. Después, en botecitos se llevan los huesecillos para contar esta maravillosa aventura en casa para mayor repugnancia de sus padres...
es muy cierto! es como abrir un huevo kinder ¡me gusta grumete!
Magnífico texto Gloria, coincido en todo lo que dices. Yo también me quedé enganchado de los micromamíferos y de las egagrópilas cuando tenía 12 años, aunque luego las circunstancias me han llevado a estudiar otros bicos “más gordos”. Por cierto, hace algún tiempo he iniciado un blog sobre los “lanudos cuaternarios” que quizá sea de vuestro interés: http://naturalezaprimigenia.blogspot.com.es/
Un saludo!
Me ha gustado mucho tu Naturaleza helada Diego, le hacemos un enlace en nuestra paleoblogosfera!
un saludo! Al grumete, Carlos Lastanao, gran naturalista de por estos lares, también le gustará y a muchos otros!
un saludo!
Gloria
Diego, yo enlazo también tu interesante blog de la "fauna ausente" de nuestra península.
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