miércoles, mayo 22, 2013

La elegancia de los pequeños mamíferos

¿Puede un ratón ser elegante? Y no estamos hablando del ratoncito Pérez, que lo es, ni de la ratita presumida, que también, sino de los huesos de estos pequeños animales que son acumulados por cientos de miles en los lugares donde nidifican y reposan búhos, lechuzas y otras rapaces nocturnas. Para los que amamos los pequeños mamíferos es obvio que sí. El artículo de Shaena Montanari en The Integrative Paleontologists (enlace a http://blogs.plos.org/paleo/2013/04/26/all-creatures-great-and-small-small-mammals-and-conservation-paleobiology/ ) lo confirma. 

Para los que no los conocen déjenme explicarles que los micromamíferos son las criaturas más maravillosas que existen. El diminuto tamaño de sus huesos hace que siempre me llene de admiración cómo, algo tan microscópico pueda ser idéntico, salvo por la escala y algún que otro detalle sobre todo  biomecánico y/o de su historia evolutiva, a los huesos de una jirafa, de un elefante y hasta de un dinosaurio. La misma morfología general, la misma composición mineralógica, la misma histología, la misma situación de las inserciones musculares, en función de las adaptaciones biomecánicas… y de sus historia filogenética.

Además, como los micromamíferos son la base de la dieta en la cadena trófica de muchos predadores como las rapaces nocturnas, pequeños mamíferos carnívoros e incluso humanos, resulta que el estudio de las acumulaciones de estos pequeños animales es una fuente de datos que sirven para varias cosas (y esto es lo que los hace elegantes para la ciencia); por poner algunos ejemplos:

1)      Podemos conocer las preferencias dietéticas de predadores como búhos reales, lechuzas, cárabos, águilas, y otras aves rapaces así como zorros, gatos, garduñas, ginetas, y otros pequeños carnívoros.


2)      Podemos conocer como evolucionaron estas preferencias dietéticas durante el cuaternario.


3)      Podemos conocer cómo evolucionan las asociaciones de microvertebrados en los yacimientos paleontológicos y/o arqueológicos del Pleistoceno-Holoceno consiguiendo así un registro climático y paleoambiental en hueso, de los últimos 2,6 millones de años (desde el Cuaternario hasta la actualidad).


4)      Podemos estudiar la pérdida de biodiversidad a partir del estudio tanto de los taxones como de su ADN y usar la información para predecir los cambios de diversidad en el pasado, acciones de protección de especies en peligro de extinción y control de otras que se están expandiendo a costa de la pérdida de las que desaparecen…


5)      Podemos conocer la paleobiología de especies de mamíferos extinguidas que sobrevivieron hasta hace unos pocos miles de años.


6)      Podemos conocer cómo responden las especies a los cambios climáticos, cómo especies que aparentemente ocupan nichos similares, se comportan de distinto modo ante los máximos glaciares.


7)      Además del estudio de las asociaciones y la distribución taxonómica de los micromamíferos fósiles se empieza a conocer su valor en el análisis de isótopos estables para hacer reconstrucciones paleoambientales.


8)      Y para el que quiera descubrir más sobre los micromamíferos y otros pequeños vertebrados del cuaternario dejamos aquí unas pocas referencias bibliográficas.

Referencias (entre otras)
·         Andrews, P. (1990) Owls, Caves and Fossils. University of Chicago Press, Chicago.
·         Blain HA; Cuenca-Bescós G; Burjachs F; López-García JM; Lozano-Fernández I; Rosell J. 2013. Early Pleistocene palaeoenvironments at the time of the Homo antecessor settlement in the Gran Dolina cave (Atapuerca, Spain). Journal of Quaternary Science 28, 311–319.
·         Blois, J.L., McGuire, J.L., Hadly, E.A. 2010. Small mammal diversity loss in response to late-Pleistocene climatic change Nature, 465 (7299),  771-774.
·         Blois, J. L. & Hadly, E. A. (2009) Mammalian response to Cenozoic climatic change. Annu. Rev. Earth Planet. Sci. 37, 181–208.
·         Cuenca-Bescós G; Marín-Arroyo A.B ; Martínez I; González Morales M; Straus L.G. 2012. Relationship between Magdalenian subsistence and environmental change. The Mammalian evidence from El Mirón (Spain). Quaternary International 272-273: 125-137.
·         Cuenca-Bescós G; Lawrence G; Straus González Morales MR; García Pimienta JC. 2009. The reconstruction of past environments through small mammals: from the Mousterian to the Bronze Age in El Mirón Cave (Cantabria Spain). Journal of Archaeological Science 36 947-955.
·         Cuenca-Bescós G; Rofes J; García-Pimienta JC. (2005): Early europeans and environmental change across the Early-Middle Pleistocene transition: small mammalian evidence from Trinchera Dolina cave Atapuerca Spain. In: Head M. J. & Gibbard P.L. (eds). Early Middle Pleistocene transitions: The Land-Ocean Evidence. Journal of the Geological Society Geological Society London Special Publications 247 277-286.
·         Grayson, D. K. (2000) Mammalian responses to Middle Holocene climatic change in the Great Basin of the western United States. J. Biogeogr. 27, 181–192 (2000).
·         López-García, J.M., Blain, Morales JI ; Lorenzo C ; Bañuls S ; Cuenca-Bescós, G. 2013. Small-mammal diversity in Spain during the late Pleistocene to early Holocene: climate, landscape and human impact. Geology 41(2) 267-270
·         Prost, S., Guralnick, R. P., Waltari, E., Fedorov, V. B., Kuzmina, E., Smirnov, N., van Kolfschoten, T., Hofreiter, M. and Vrieling, K. (2013), Losing ground: past history and future fate of Arctic small mammals in a changing climate. Global Change Biology.
·         Terry, R. C., Li, C. and Hadly, E. A. (2011), Predicting small-mammal responses to climatic warming: autecology, geographic range, and the Holocene fossil record. Global Change Biology, 17: 3019–3034.

5 comentarios:

El Grumete dijo...

Yo nuca puedo reprimir la tentación de recoger una egagrópila hallada en el campo. Esa especie de "huevo kinder" que contiene los esqueletos completos de los animalillos es fascinante. En algunas ocasiones he hecho talleres de desmenuzado de egagrópilas (regurgitaciones de algunas aves) y los niños siempre se quedan con ganas de abrir otra egagrópila más. Después, en botecitos se llevan los huesecillos para contar esta maravillosa aventura en casa para mayor repugnancia de sus padres...

Gloria dijo...

es muy cierto! es como abrir un huevo kinder ¡me gusta grumete!

Diego J. Álvarez Laó dijo...

Magnífico texto Gloria, coincido en todo lo que dices. Yo también me quedé enganchado de los micromamíferos y de las egagrópilas cuando tenía 12 años, aunque luego las circunstancias me han llevado a estudiar otros bicos “más gordos”. Por cierto, hace algún tiempo he iniciado un blog sobre los “lanudos cuaternarios” que quizá sea de vuestro interés: http://naturalezaprimigenia.blogspot.com.es/
Un saludo!

Gloria Cuenca Bescós dijo...

Me ha gustado mucho tu Naturaleza helada Diego, le hacemos un enlace en nuestra paleoblogosfera!
un saludo! Al grumete, Carlos Lastanao, gran naturalista de por estos lares, también le gustará y a muchos otros!
un saludo!
Gloria

El Grumete dijo...

Diego, yo enlazo también tu interesante blog de la "fauna ausente" de nuestra península.