viernes, septiembre 05, 2014

Sobre la investigación de fósiles de colecciones privadas

Hace una semanas la prestigiosa revista Nature publico un artículo de opinión de Paul Barrett y Martin Munt afirman que las colecciones de fósiles en manos privadas eran un freno a la ciencia, sobre todo por su dificultad en el acceso (Nature 512, 28; 2014). Se trata de un tema espinoso, en el que los investigadores tienen diferentes opiniones según sus propias experiencias. Nos ha parecido interesante el comentario en la misma revista (Nature, 512, 371; 2014) que han hecho Oliver W. M. Rauhut, Adriana López-Arbarello y Gert Wörheide  en el que apuntan dos aspectos significativos, que en colecciones privadas se encuentran, en ocasiones, ejemplares únicos, y que en las instituciones públicas (museos) en demasiadas ocasiones ponen dificultades e impiden la consulta de los fósiles. Os dejamos una traducción de este artículo de opinión.

Los coleccionistas privados proporcionan un valioso servicio: muchos espcímenes de gran valor científico nunca se hubiera encontrado, recogido y preparado sin su entusiasmo y dedicación. Un buen ejemplo son los distintos ejemplares de Archaeopteryx (el ave más antigua descubierta hasta el momento). Las instituciones en demasiadas ocasiones carecen de fondos e incluso personal para realizar excavaciones importantes, o para comprar ejemplares de gran interés científico que no suelen ser donados a los museos.

Gracias a la colaboración de los colecciones privados, estos especímenes de interés científico pueden ser descritos y documentados (por ejemplo usando la Tomografía computerizada). La recuperación de esta información siempre es preferible a pasar por alto datos importantes científicos, incluso si el acceso posterior a las piezas tiene alguna limitación.

Estamos de acuerdo que los especímenes deben ser guardados en condiciones que permitan la posterior revisión por parte de otros investigadores. En este punto, vale la pena apostillar que nuestra experiencia indica que el acceso a material depositado en museos es a veces negado, los ejemplares pueden perderse, destruido o exhibirse de una manera que hace el estudio detallado difícil
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Como añoro los tiempos de antes de Spilberg, cuando la paleontología no era negocio, y los paleontólogos se dedicaban nada más que a investigar. A ver cuando se pasa esta "parkisitis jurasisiquisitis" y vuelve la paz entre aficionados y profesionales.