La imagen pretende plasmar uno de esos momentos mágicos en los que queda
fosilizado un momento en la historia de la vida. Esta ilustración de un
pterosaurio atacado por un pez (Roberto Zanella, cedida por cortesía
del Museo Friulano di Storia Naturale, Udine, Italia) fue el resultado
de la interpretación de una acumulación de huesos del Triásico italiano
como el resultado de una regurgitación gástrica de un pez que se había
comido un pterosaurio. Un nuevo estudio ha demostrado que en realidad
estos huesos pertenecen a un pequeño reptil del grupo protorosaurios
(que no era volador), pero la interpretación de la regurgitación se
mantiene. Os adjuntamos la nota de prensa del ICP.
Del
mismo modo que los huesos, los dientes, las huellas o incluso los
excrementos de los animales del pasado fosilizan y son objeto de estudio
de los paleontólogos para reconstruir el pasado, el alimento no
digerido también aporta valiosa información sobre la fauna que en otros
tiempos habitó en el planeta. Excepcionalmente, el registro fósil
proporciona restos de alimentos regurgitados por otros animales, es
decir, expulsados por la boca cuando ya han pasado por el esófago o el
estómago. El estudio publicado en la revista PLOS ONE por un equipo
internacional de investigadores se centra en una pequeña acumulación de
huesos regurgitados que se encontró en 1989 cerca del municipio de
Preone (Udine, en el noreste de Italia).
En el primer artículo
científico que se publicó ese mismo año sobre este fósil, los restos se
identificaron y describieron como un caso excepcional de contenido
gástrico fosilizado formado por restos de huesos de pterosaurio, un
grupo de reptiles voladores que vivieron durante casi todo el Mesozoico
(hace entre 252 y 66 millones de años). El animal habría sido capturado y
parcialmente comido por un pez de dimensiones considerables. Con la
tecnología disponible en ese momento, los restos se asignaron al único
pterosaurio que se había descrito en esta zona, Preondactylus buffarinii. Esta hipótesis dio lugar a la reconstrucción que muestra la imagen.
Los
investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont
(ICP) han vuelto a estudiar los restos, en esta ocasión utilizando un
aparato de tomografía computarizada que ha permitido obtener imágenes de
alta resolución de la muestra y, especialmente, del interior de la cara
oculta de la pieza, revelando rasgos anatómicos previamente
desconocidos. Y han llegado a una conclusión diferente. "El estudio
anatómico de estas imágenes, no sólo no apoya la hipótesis de que se
trate de un pterosaurio, sino que ha revelado cierta afinidad con el
grupo de los protorosaurios y, más concretamente, con la especie Langobardisaurus pandolfii", explica Borja Holgado, investigador principal del estudio.
El
nuevo estudio ha revelado características propias de este grupo en los
huesos anteriormente atribuidos al pterosaurio. "La morfología de las
vértebras alargadas ahora identificadas como cervicales y las facetas
articulares (las superficies donde se articulan las vértebras) de las
dorsales son los rasgos más destacados que han permitido esta nueva
interpretación del espécimen", comenta el investigador. Los
protorosaurios son un grupo de reptiles de cuello largo parecidos a los
actuales lagartos que vivieron desde finales del Pérmico hasta finales
del Triásico, hace entre 260 y 210 millones de años, poco antes de que
los dinosaurios dominaran todos los ecosistemas terrestres. –
El
investigador Fabio M. Dalla Vecchia, que también ha participado en la
investigación, es uno de los investigadores que en los años 90 había
asignado los restos a un pterosaurio y fue él mismo quien propuso la
revisión de este fósil. "El trabajo actual confirma que es una
regurgitación gástrica posiblemente producida por un pez de grandes
dimensiones, como ya apuntamos en el primer estudio", expone Dalla
Vecchia. Las rocas donde el fósil fue encontrado tienen orígenes
marinos, pero no hay evidencia de reptiles marinos depredadores a la
formación geológica de donde proviene el espécimen ni a unidades
coetáneas de una amplia zona alrededor del afloramiento. "En
consecuencia, un pez es el mejor candidato como productor de este
resto", expone Dalla Vecchia.
+ info: Holgado B, Dalla Vecchia
FM, Fortuny J, Bernardini F, Tuniz C (2015) A Reappraisal of the
Purported Gastric Pellet with Pterosaurian Bones from the Upper Triassic
of Italy. PLoS ONE 10(11):e0141275. doi: 10.1371/journal.pone.0141275
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