Un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores internacional del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología-CONICET-UNRN de General Roca (Argentina), el equipo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza (España), el Institut Royal des Sciences Naturelles de Belgique (Bruselas, Bélgica), y de la Réserve Naturelle de Sainte Victoire (Marseille, France) ha salido a luz, proporcionando nuevos datos acerca del origen de los cerápodos y retrasando este de aproximadamente 40 millones de años atrás, en el tránsito entre el Triásico y el Jurásico (hace ≈ 200 Millones de años).
¿Qué descubrimiento permitió resolver el origen de los cerápodos? La clave se encuentra en el estudio de las formas “menos llamativas”, más pequeñas y a menudo olvidadas de los paleontólogos. Los heterodontosauridos forman un grupo cuyo registro se conoce desde el principio del Jurásico en África del Sur y en Argentina, pero cuyo registro se vuelve muy escaso a lo largo del Mesozoico hasta el Cretácico Inferior. Su característica principal es la de tener un diente “de sable”, es decir, con forma de canino gigante en la parte delantera de su morro. Pese a tener este diente, eran animales herbívoros y probablemente comerían una mezcla de vegetales e insectos. En el presente trabajo se propone a los heterodontosauridos como los ancestros directos a los pacquicefalosaurios, un sub-grupo dentro de Marginocephalia caracterizados por su cráneo en forma de domo. Los ornitópodos son el grupo hermano a los marginocefalios. Por consiguiente, el origen de los ornitópodos remontaría a la edad de los primeros heterodonsauridos, hacia la base del Jurásico.
Después de este descubrimiento, ¿faltan aún cosas para descubrir sobre la evolución de estos dinosaurios? Obviamente, sí. Inmensas áreas quedan pendientes por resolver. El descubrimiento de un origen tan antiguo para los ornitópodos aumenta el lapso temporal en el que no se conoce ningún ancestro para este grupo. Seguramente este “hueco” se pueda llenar con el descubrimiento o reestudio de formas gráciles y primitivas. Por otro lado, las relaciones dentro de Ornithopoda están muy poco sostenidas todavía a día de hoy y la filogenia es solo el primer paso a un estudio “más a fondo” de la fauna del pasado. Después de resolver las relaciones de parentesco, se abrirán nuevas pistas de investigación. Uno de los objetivos de estos trabajos es intentar comprender los mecanismos evolutivos intrínsecos en cada linaje, y la relación entre éstos y la evolución de los nichos ecológicos y los ecosistemas del pasado.
La referencia de la publicación es:
P. -E. Dieudonné, P. Cruzado-Caballero, P. Godefroit, T. Tortosa (2020): A
new phylogeny of cerapodan dinosaurs, Historical Biology, DOI: 10.1080/08912963.2020.1793979
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