En la capital aragonesa reside uno de los museos más importantes de Europa en el campo de la Paleontología. Un centro que alberga los fósiles más antiguos de España y que cuenta con un equipo de investigadores de prestigio internacional. Sin embargo, los medios con los que cuenta son bastante reducidos. El director del Museo de Paleontología de Zaragoza, Eladio Liñán, explica que “un centro de estas características en Europa tiene un presupuesto de 1 ó 2 millones de euros, mientras que aquí disponemos de unos pocos miles de euros”. Esta situación provoca que no haya personal fijo y que para visitarlo sea necesario avisar para que acudan a abrirlo. Hasta la fecha, el museo está gestionado sólo por la Universidad de Zaragoza. Con la posible ampliación del centro se quiere llegar a un acuerdo con el Gobierno de Aragón para que aumente su colaboración en la gestión. Con esta ayuda Liñán confía en que se cree una sala para desarrollar los aspectos educativos.
La historia del Museo de Paleontología de Zaragoza se remonta al año 1983. Entonces había numerosos investigadores foráneos que realizaban investigaciones y se llevaban el material no solo a instituciones españolas sino también del extranjero. Liñán señala que la riqueza de Aragón es excepcional. “En Huesca y Teruel hay yacimientos únicos y de gran riqueza”, añade. “Después de 22 años, ahora tenemos casi el 90% del patrimonio aragonés” explica orgulloso. La mayoría se ha recuperado de universidades extranjeras y además, durante este tiempo se ha producido e investigado mucho.
“Cuando comenzó el Museo nos planteamos dos posibilidades, hacer un museo que fuera puntero en una cosa (dinosaurios, invertebrados…) o hacer un museo que atendiera a todo el patrimonio”, explica. La decisión fue la segunda opción. La más complicada, ya que hay que ser punteros en todos los aspectos de la paleontología. “Apostamos en el pasado por una diversificación que era difícil, pero creo que lo hemos conseguido. Tenemos un equipo que puede dar las respuestas a las mayores necesidades”, afirma Liñán. Durante estos 22 años de trabajo el museo ha tocado cuatro aspectos fundamentales. El primero de ellos ha consistido en la conservación del patrimonio científico. La segunda cuestión ha sido la investigación.
Pero la tercera faceta es una de las más importantes, la educación. “Hemos hecho una educación de calidad ya que era la única unidad didáctica de ciencias naturales en 22 años”, explica Liñán. Por el museo han pasado todas las generaciones de aragoneses desde 1985 hasta la actualidad. Por último, el Museo de Paleontología también ha propiciado el desarrollo local, regional y autonómico, atrayendo a gente de fuera; colegios… y también promocionando centros de interpretación en numerosas regiones. Fruto de este trabajo surgió también Dinópolis con todos los satélites que tiene, a la que le ayudan como “institución hermana”.
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